«Chef». Cocinar, fracasar, empezar de nuevo: la receta de lo esencial

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Jon Favreau dirige y protagoniza esta historia sobre Carl Casper, un chef exitoso que pierde su trabajo en un restaurante de lujo tras enfrentarse a un crítico gastronómico despiadado, cuya reseña no solo destruye su carrera, sino que también pone en evidencia su estancamiento creativo. Aunque Carl no lo vea del todo, lleva tiempo en punto muerto: su matrimonio está roto, su relación con su hijo pende de un hilo y trabaja para un jefe al que apenas tolera.

Para salir de esta crisis existencial, y pese a su inicial reticencia, encuentra en un camión de comida una oportunidad para redescubrir su oficio, su pasión y, lo más importante, a sí mismo. Pero en esta historia sobre comida, música, viajes y reconciliaciones, se esconde una lección muy importante, que el fracaso no es necesariamente algo malo.

Vivimos en un tiempo donde todo parece regido por la inmediatez del éxito, los números y el miedo al error, sin embargo Chef propone la idea de que equivocarse no solo es inevitable, sino necesario. Carl no reinventa su cocina tras un gran éxito, sino tras una vergonzante caída pública. No cambia de rumbo por estrategia, sino por necesidad. Y en ese cambio de aires, encuentra esa libertad que había perdido en el cocinar desde el deseo y no desde la expectativa de agradar.

La película no romantiza el fracaso, pero lo humaniza. Nos recuerda que fracasar puede ser un tránsito, no una sentencia de muerte. Y es que, lo que paraliza no es tanto fallar, sino la idea de que no habrá una segunda oportunidad si se falla..

En ese proceso de reconstrucción personal, la familia aparece como el ingrediente esencial de la receta. Carl no es un padre ejemplar, ha sido negligente con el tiempo que pasa con su familia, ha estado ausente, es algo torpe y pasa demasiado encerrado en su propio mundo. No sabe qué decir ni por dónde empezar a arreglar las cosas. Pero lo importante es que en la familia, como en la cocina, no hace falta hacerlo todo perfecto: lo que importa es no rendirse, seguir probando, estar presente aunque no se tenga la receta exacta.

Como dice Carl a su hijo: “Puede que no haga todo bien en la vida, pero soy bueno en esto. Y consigo tocar la vida de las personas con lo que hago. Y quiero compartirlo contigo.” Esa es, quizá, la mayor lección de la película: hacer con amor lo que uno sabe, y compartirlo con quienes importan.

A través de este viaje en camión, Favreau logra algo difícil y complejo, hablar de temas serios sin gravedad. Pero deja que la historia respire, como quien deja reposar una masa. Aquí, padre e hijo vuelven a conocerse a través de lo cotidiano, de lo compartido. Y la cocina es puente entre generaciones, entre errores y perdones, entre lo que no se supo hacer y lo que aún se puede construir.

La reconciliación no es a través de discursos grandilocuentes, sino de gestos sencillos que dicen mucho. Un bocadillo compartido, un baile improvisado, o la importancia de simplemente estar. Y es que Chef entiende que la emoción no siempre necesita volumen, basta con que sea sincera. Quizás por eso esta película, a medio camino entre comedia y viaje de carretera, funciona tan bien. Porque no pretende más de lo que es, pero tampoco se conforma con menos. Porque celebra el oficio de la cocina, el arte, la paternidad, la amistad y la segunda oportunidad sin caer en la trampa de lo cursi.

Hay algo en esta mezcla de imperfección, ternura y honestidad que me gusta especialmente. Chef no busca deslumbrar como si fuese un menú degustación, sino todo lo contrario. Casi como si de una receta familiar se tratase, nos recuerda lo esencial de las cosas. “Y es que cocinar, como en la vida misma, es probar, fallar, rectificar. Y si se hace con amor, casi siempre sale bien.

José Carcelén Gómez

Ficha técnica:
Título original: Chef
Año: 2014
Dirección: Jon Favreau
Reparto: Jon Favreau, Emjay Anthony, Sofía Vergara, John Leguizamo, Robert Downey Jr., Scarlett Johanson, Bobby Cannavale, Dustin Hoffman.