🛶 Las verdades que nadie quiere decir

Cambiar el mundo

Sin Autor

¿Has oído eso de “las verdades del barquero”? Es como cuando alguien suelta lo que todos piensan, pero nadie se atreve a decir. Un amigo me dice que ya no hay profetas, que nadie se la juega por decir lo obvio. ¿Será que nos hemos acostumbrado a mirar para otro lado?

Estos días se habla de paz entre Israel y Palestina. Rehenes que vuelven a casa. Niños que por fin pueden comer. ¡Aleluya! Pero antes de esa paz, hubo algo que me llamó la atención: las manifestaciones por Palestina, y esa “flotilla” que se convirtió en símbolo.

Y aquí va la pregunta incómoda: ¿por qué muchos que defienden a los oprimidos no incluyen también a los más frágiles de todos—los bebés que aún no han nacido?

No importa cómo los llamemos. Son pequeños, vulnerables, llenos de potencial. Capaces de recibir amor y de regalar alegría. Más que cualquier mascota viral.

🍼 Hace poco, el obispo de Getafe bautizó a 17 niños que iban a ser abortados. Solo necesitaban que los dejaran vivir. Ellos serán quienes nos cuiden, quienes mantengan viva la rueda de la vida.

Pero hay quienes quieren que el aborto sea un derecho constitucional. En Francia ya lo han conseguido. ¿Y qué pasa con la ciencia? La ministra Bibiana Aído dijo que un feto no es humano. Pero médicos y científicos le respondieron: “Eso no tiene base”.

📊 Cada año se practican unos 73 millones de abortos. Sí, millones. ¿No es eso un genocidio silencioso?

El epidemiólogo Martínez-González lo explica así: cada célula de un bebé tiene su propio código genético, distinto al de su madre. No es “parte del cuerpo”. Es otro ser. Negarlo es insultar la inteligencia.

📖 El Evangelio de hoy pregunta: “¿Encontrará fe el Hijo del hombre cuando vuelva?”. Y san Pablo le dice a Timoteo: “Permanece en lo que aprendiste… las Escrituras pueden darte sabiduría para la salvación”.

No podemos diluir la fe. No podemos hacer una “Biblia light” para no incomodar. No se cura una epidemia diciendo que el virus no es tan malo.

🔥 San Pablo lo dice claro: “Proclama la palabra. Insiste a tiempo y a destiempo. Reprocha, exhorta, enseña con paciencia y firmeza”.

Las verdades duelen, sí. Pero también despiertan. ¿Te atreves a ser profeta hoy?

Juan Luis Selma