Gracias, en serio

Cambiar el mundo

Sin Autor

Vivimos en modo exigencia. Todo el rato pidiendo: que me escuchen, que me respeten, que me den lo que merezco. Pero… ¿y si empezamos por dar las gracias?

Ser agradecido no es solo buena educación. Es darte cuenta de que alguien pensó en ti, te cuidó, te hizo sentir importante. Es decir: “No estoy solo. Alguien me ha regalado algo que no pedí, que no compré, que no merecía… y eso me cambia”.

💡 Cuando das las gracias, estás reconociendo belleza. Estás diciendo: “Tú me importas”. Y eso, en un mundo tan ruidoso, es revolucionario.

Pero ojo: vivir creyendo que todo te lo deben es encerrarte en una cárcel de frustración. Siempre esperando más, siempre reclamando. La gente agradecida sonríe más. La que no… vive tensa, como si el mundo le debiera algo.

📖 Jesús curó a diez leprosos. Solo uno volvió a dar las gracias. Y era extranjero. ¿Qué dice eso de nosotros?

La gratitud no es solo un sentimiento bonito. Es una forma de vivir. Es saber que no eres el centro del universo. Que hay sol, luna, amigos, silencios, incluso gente que te molesta… y que todo eso, de alguna forma, es regalo.

🌱 Ser agradecido te hace más feliz. Te abre a lo inesperado. Te prepara para recibir más. Como decía Chesterton: “El agradecimiento es alegría multiplicada por el asombro”.

Así que… ¿y si hoy empezamos por dar las gracias? Por lo pequeño, por lo invisible, por lo que no se puede exigir. Porque cuando agradeces, algo dentro de ti florece.

Juan Luis Selma