¿Cambio de época?

Cambiar el mundo

Jaime Nubiola

Me ha impresionado la elección del papa León XIV el pasado 8 de mayo y su amplísima acogida por los medios de comunicación, al menos en el mundo occidental. El propio New York Times —que no tiene un interés especial en el mundo cristiano— destacaba el 10 de mayo en un artículo las diversísimas cubiertas que habían aparecido en toda la prensa internacional. También a mí me emocionó la prolongada espera de millares de personas, presentes en la Plaza de San Pedro o muchísimos más a través de la televisión, para conocer al nuevo pontífice.

La aparición del nuevo papa León XIV en el balcón nos cautivó a muchos por su sencillez, su emoción apenas contenida, su espiritualidad y su sonrisa. A mí me encantó que llevara el texto preparado por escrito a bolígrafo en letra grande. Inmediatamente miré en internet y me impresionó que fuera estadounidense, nacido en Chicago, que hubiera estudiado matemáticas en Villanova University y derecho canónico en el Angelicum. Además su condición de prior durante años de los agustinos sugería que tenía una amplia experiencia de gobierno, además de sus veinte años de misionero y obispo en Perú y los dos que llevaba al frente del Dicasterio para los Obispos.

Me impresionó leer el análisis «Esperanza americana» que publicó el 10 de mayo en Substack la escritora la inglesa Mary Harrington. Reflexionaba a partir del trabajo del politólogo Carl Schmidt de 1923 «El catolicismo romano y la forma política», quien venía a concluir en su estudio que el auge de la sociedad capitalista que mercantiliza todo, convertiría a la Iglesia católica en el último reducto de autoridad en la que los seres humanos se sentirían representados. Esto —advertía Schmidt hace cien años— no es deseable desde la perspectiva de la Iglesia; es un peso terrible para llevar a cuestas, pero es la lógica consecuencia del enfoque exclusivamente mercantil de la sociedad.

Escuché a alguien —o lo leí en algún sitio— que en el año 2025 con la elección de este nuevo papa comenzaba un cambio de época. El futuro es esencialmente impredecible, pero la sugerencia me pareció que podía ser acertada. La expectación mundial de católicos y no católicos parece indicar algo así. No creo que sea entusiasmo de un día que desaparece con la noticia del día siguiente. Más bien muchos sentimos que es el Espíritu quien habla por boca de León.

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* Jaime Nubiola es profesor emérito de Filosofía, Universidad de Navarra, España (jnubiola@unav.es).