Esta máxima del místico que ha sido más traducido en los últimos 50 años, S. Josemaría Escrivá, suele suscitar preguntas. No parece que haya una explicación sencilla. Podría entenderse de muchas maneras. Para comenzar: ¿no has sentido que en algunas ocasiones podrías haberte negado a algunas cosas y te habría ido mejor? Como primer paso, está genial. Ya el Señor en el evangelio te pide que tu SÍ sea SÍ y tu NO sea NO (cf. Mt 5, 37). Nos van dando pistas.
En este nuevo episodio de Tres Minutos Contigo, contamos con Emilio Casanova, matemático, para que «nos enseñe a contar» las veces que conviene decir que NO en vez de que SÍ. Hablamos con él de lo que significa cerrar algunas puertas y de la importancia que tiene esto a la hora de descubrir quién eres y forjar tu propio carácter.
Ya nos arroja alguna luz el «santo de lo ordinario», como lo tituló S. Juan Pablo II, cuando afirmaba en 1972:
«Tú sabes que, cuando decimos que sí, todo son facilidades; pero cuando hemos de decir que no, viene la lucha, y a veces no viene la victoria en la lucha, sino la derrota. Por lo tanto, nos hemos de acostumbrar a decir que no para vencer en esa lucha. Porque de esta victoria interna sale la paz para nuestro corazón, y la paz que llevamos a nuestros hogares –cada uno, al vuestro–, y la paz que llevamos a la sociedad y al mundo entero. Porque por ahí hablan de paz y no quieren pelear dentro de su alma esta pelea, que es de paz y de amor» (Notas de una tertulia, Madrid 28-X-1972; AGP, sec A, leg 51).
