Muchas veces, cometemos errores. Incluso cada día, caemos en asuntos pequeños que no son dignos del amor que hemos recibido a cambio de nada. Por otro lado, somos Hijos. Hijos del Rey de reyes, como sabes. Estamos llamados a algo más grande, a ser SAL y LUZ. A ser felices en la Tierra, trayendo aquí la felicidad del Cielo. En definitiva, tú y yo estamos llamados a ser santos. ¿Cómo decir SÍ? ¿Cómo llevarlo a la praxis? El Señor nos ha dejado muchas pistas. Tres de las más importantes brotan de la lectura atenta del Evangelio. La Buena Noticia del Reino de Dios y el Misterio Pascual, que constituye el gran Anuncio, el Kerygma, nos regala tres consejos, a los que llamamos consejos evangélicos: pobreza, obediencia y castidad.
Todos estamos llamados a ser castos, respetuosos con nuestros afectos y con los de los demás, favoreciendo su orden en favor de la gloria de Dios y el crecimiento sano, tanto emocional como espiritual; también nos ha soñado Dios obedientes, en su sentido etimológico, que significa saber escuchar; por último, somos más felices cuando somos pobres. Se trata de un consejo evangélico cuya terminología puede llamar a engaño. Es por ello que hoy, en medio de unas circunstancias tan difíciles para tantos países de Occidente y el mundo, hablamos sobre lo que significa la Pobreza con José Manuel Martínez, doctorando en Ciencias de la Antigüedad y seminarista.
«Os digo que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios» (Mt 19, 24). ¿Qué diantres quiere decir con esto Nuestro Señor? Y, sobre todo, ¿cómo aplico yo esto en mi día a día? ¿Existe algún tip que me pueda ayudar? Esto y mucho más hoy, compartiendo Tres Minutos Contigo.