Isabel Sánchez, una de las jefas del Opus Dei, habla de la amistad

Cambiar el mundo

Javier Pereda Pereda

Participa en el Simposio internacional de san Josemaría sobre «el poder de la amistad, que tendrá lugar en Jaén el 17 y 18 de noviembre.

Isabel Sánchez Serrano (Murcia, 1969) estudió Derecho y se trasladó a Roma en 1992 para completar estudios de Filosofía y Teología. Desde 2010 dirige el consejo de mujeres que asesora al prelado del Opus Dei en el gobierno de esta institución. Autora de “Mujeres brújula en un bosque de retos. Ideas para superar la adversidad” (Editorial Planeta, 2020). Clausurará esta reunión de especialistas que versará sobre la amistad.

1.- San Josemaría habló en distintas ocasiones sobre la amistad, este aspecto tan humano y tan cristiano. Tanto lo valoraba que definía el apostolado de la Obra como amistad y confidencia. ¿Puede explicarnos brevemente la importancia de la amistad para él?

San Josemaría fue un enamorado de Dios, del mundo y de todo lo noble que hay en él, entre otras cosas la amistad. Podríamos decir que, como Jesucristo, fue amiguero y disfrutón. No ahorró medios para pasar tiempo con ellos y, juntos, comer, cantar, pasear, consolarse mutuamente, aliviarse las penas o “cantarse” verdades. Fue amigo de muchos y se consideró enemigo de nadie. A todos procuraba llevarlos a la intimidad con Jesucristo, su gran Amigo. Solía decir lo que vivía en primera persona: que para un cristiano la amistad y el cariño por una persona forman una sola cosa: luz divina que da calor.

2.- Aristóteles en la “Ética a Nicómaco” afirma que sin amigos nadie querría vivir. Sin embargo, la amistad exige sacrificio y entrega. En nuestra sociedad individualista, ¿puede contribuir la amistad a superar este mal tan arraigado?

La amistad es necesaria para abrirse amorosamente al mundo. Nuestra sociedad puede presentar rasgos individualistas, pero también está llena de personas generosas, que desean hacer el bien. Llegaríamos a mucho más si aprendiéramos a dialogar, a convivir, a trabajar junto a quienes no piensan como nosotros. En una sociedad herida, la amistad es un ámbito seguro donde mostrar la propia vulnerabilidad, acoger la del otro y emprender un camino para crecer juntos. Seguimos como en tiempos de Aristóteles: sin amigos no podemos vivir bien, por eso vale la pena aprender el arte de la amistad.

3.- En el Opus Dei hay más de 50.000 mujeres de los cinco continentes, más de la mitad de sus miembros. ¿Hace esto a la Obra especialmente femenina, como femenina es la Iglesia, Esposa de Cristo?

El Opus Dei es un camino ancho y carretero, donde caben todos. Hombres y mujeres trabajan inmersos en el mundo, compartiendo afanes y proyectos con otros muchos hombres y mujeres de nuestra época, procurando extender los valores del Evangelio. El cristianismo lleva a valorar la igual dignidad de las personas, a fomentar un gran respeto mutuo, a aportar todo el talento personal, complementándonos unos con otros.

4.- ¿Qué cambios ha de liderar la mujer en la sociedad actual herida por la plaga del divorcio, destructivo de tantas personas; del aborto, que se cobra cientos de miles de vidas; o la mercantilización cosificadora de la figura femenina?

En mi opinión la mujer está llamada a trabajar codo con codo junto con el hombre un nuevo modelo de sociedad que nos permita poner a la persona y su cuidado integral en el centro de cualquier proyecto humano. Si queremos un mundo sostenible, veo como desafíos urgentes el fortalecimiento de las familias, una comprensión enriquecida de la sexualidad humana y aspirar, encontrar el sentido en el propio trabajo, diseñar una economía y una política respetuosas con la dignidad de la persona y con el entorno. Juntos hemos de buscar una felicidad sostenible y trascendente y para eso basta escuchar los deseos del corazón humano, que aspira a bienes infinitos. En todos estos retos, mujer y hombre han de implicarse hasta las cejas.

5.- Ante la guerra entre Hamás e Israel, ¿se mantiene la actividad apostólica de la Obra en Jerusalén con judíos y palestinos?

El apostolado de la Obra se mantiene en Jerusalén como en otras naciones también envueltas en conflictos y tensiones violentas, porque su misión es como la de la Iglesia misma: servir a todos, ayudar a todos, por encima de cualquier división política, de raza, de partido… Aprovecho para pedir oraciones por la paz en todas esas zonas, que conforman lo que el Papa Francisco llama una tercera guerra mundial “a trocitos”.

6.- El Papa Francisco en repetidas ocasiones ha criticado la tentación del clericalismo. Con el carisma laical propio del Opus Dei, ¿qué servicio se presta a la Iglesia y a la sociedad?

El de ayudar a comprender mejor que el cristiano corriente y moliente está llamado por su bautismo a encarnar en su vida los valores y virtudes del Evangelio, a contagiarlos a su alrededor y a edificar las estructuras del mundo (la familia, la cultura, la tecnología, la política…) teniendo en cuenta esos valores. Ese sería el propósito; que lo consigamos más o menos depende, en parte, de cómo sea de generosa nuestra correspondencia a la gracia de Dios a pesar de nuestros límites personales.

7.- La mujer adquiere un protagonismo relevante en la familia y en la sociedad por sus cualidades personales: la ternura, su delicadeza, la generosidad, la intuición, su tenacidad, la capacidad de cuidar y acoger… ¿Cómo hacer realidad esa preocupación por los demás, cuando existe una cultura del descarte ante los pobres y enfermos?

La cultura del descarte nos amenaza a todos, hombres y mujeres. Se va extendiendo, dejando de lado no sólo a pobres y enfermos, sino a los débiles, ineficaces, poco hábiles… Todos estamos llamados a difundir una cultura del cuidado, a construir una sociedad cuidadosa. Sí creo que la mujer tiene el coraje necesario para liderar ese cambio.

8.- San Josemaría estuvo en Jaén el 2 de abril de 1945, fue a visitar al Sr. Obispo y comió en el Ideal Bar (actual edificio Cervantes). Lo que no sospechaba es que 73 años después se expondría a la veneración de los fieles un retrato suyo en la Catedral de Vandelvira, joya del Renacimiento. ¿Le dará tiempo hacer una visita y rezar ante la reliquia del Santo Rostro?

No es la primera vez que vengo a Jaén, pero estaré encantada de patear sus calles, convivir con su gente –aunque sea pocas horas- y rezar juntos ante este santo amigo de todos, en la Catedral.