Vivir una JMJ para nosotros o para Cristo. ¡Tú eliges!

Cambiar el mundo

Sin Autor

A las puertas de este gran reencuentro que tanto hemos esperado, que tan bien se ha organizado con miles de personas implicadas, queda rezar, rezar y rezar.

Nunca he estado en una JMJ, y creo que hasta que no se vive esa experiencia de cuerpo y alma, por mucho que te lo enseñen por vídeos, está fuera de nuestro alcance. Lo único que sé, es que Dios no defrauda y nos quiere alegres, disfrutones, auténticos, sin miedos, y entregados.

Su amor vence.

Dejaos sorprender durante esa semana, estad atentos a cada sonrisa, cada mirada, la persona que tenéis a vuestro lado, entregaos y hacedlo todo con amor. Cada uno venimos de un sitio diferente con circunstancias distintas, unos vendrán de muy lejos, otros vendrán cansados sin parar de trabajar o de estudiar, otros muchos vendrán de estar de vacaciones… cada uno vendrá con su propia cruz. Prepárate para una semana que será para descansar en el Señor, agradecer, ofrecer, contemplar, compartir, liberar, rezar, y ponernos en su presencia.

Abrazad la belleza de la Cruz.

Esa semana vendréis cada uno con vuestra cruz: llena de preocupaciones, miedos, inseguridades… abrazad vuestra realidad y entregársela a la Virgen María, nuestra mayor referente, ella os ayudará a cargarla, ella os ayudará a soltar, a tener esperanza, a aceptar lo que te toca vivir… como dice el lema: “María se levantó y partió sin demora” pidámosle a la Virgen que sepamos decir siempre que Sí. María se levantó, sin cuestionar a su Padre Celestial, inmediatamente se puso en camino. Ese, es el Sí más puro, más limpio y grande: Confiar en Dios.

Dios ha estado contigo desde el día en que te pensó, está día a día contigo, y lo estará siempre aun cuando tú te alejes. Dios simplemente está, no solo durante esa semana de la JMJ, así que no desaproveches la oportunidad de conectar con Él hasta la JMJ: hazlo ya, conciénciate.

En la JMJ hay que estar con los 5 sentidos, predispuestos y sirviendo en todo momento a Cristo. Hay que conectar con el cielo, hay que abrir el corazón y dejar entrar al Espíritu Santo, apreciar los milagros que Dios nos quiera regalar, acercando al prójimo, al que dio su vida por cada uno de nosotros, a Dios.

Deja a Dios hacer en tu corazón nuevas todas las cosas.

Levántate con todo, con los pies en la tierra y la mirada en el cielo.

¡Dios sana y te quiere, Él sabe más!

María Guerrero
@_laguerraa__