Cómo resistir la presión del ambiente

Cambiar el mundo

soyinfinity

Hablábamos hace poco de que es mejor ser salmón (nadar contra corriente) que camaleón (que se mimetiza con el ambiente). Pero es verdad que no es fácil vivir así. Y a veces es más difícil cuando salimos de nuestro ambiente habitual. Por ejemplo, en vacaciones.

Quizá durante el año, a pesar del ambiente general, tengo un grupo de amigos que comparte mis valores (y eso me facilita ser coherente), pero en vacaciones pierdo ese apoyo, ese anclaje, y todo es más difícil. O quizá conservo ese grupo, pero en verano algunos amigos se transforman un poco, y me arrastran hacia conductas que normalmente no aceptaría. Esta situación es probablemente más difícil aún, porque si «lo hacen todos, incluidos los míos», me cuesta ver con claridad.

¿Cómo salir airoso ante estas situaciones?

Para acertar, hay que combinar dos elementos diferentes, pero muy relacionados: saber qué quiero/debo hacer, y hacerlo a pesar de la presión.

El ambiente puede hacerme pensar que está bien algo que no lo está. Quizá la teoría la tengo clara pero, a la hora de concretar, me influyen las opiniones y conductas de los demás. Para evitar esto es bueno pensar, con antelación, qué cosas quiero o no quiero hacer. Decidir en el momento no ayuda: la inmediatez no es buena consejera. La recompensa inmediata suele ser muy poderosa.

Otro apoyo para discernir mejor es contar con alguien a quien pedir consejo. Afortunadamente la tecnología nos permite recurrir a un amigo aunque esté lejos. Si veo que en las próximas semanas voy a enfrentarme a estos problemas, puedo comentarlo con un amigo con buen criterio. Le puedo pedir que me acompañe, aunque sea en la distancia; me puedo comprometer a contarle mis luchas, incluidas las victorias y las derrotas…

Pero, aun teniendo claro lo que quiero o no quiero hacer, la presión puede ser demasiado fuerte. ¿Cómo lidiar con ella?

Puede ser bueno presentarse con transparencia ante el nuevo grupo de amigos. Con naturalidad, cuando sea oportuno, puedo contarles que tengo determinados valores, y que hay cosas que me gusta hacer, y otras que prefiero evitar. En el peor de los casos, se reirán de mí y no querrán ir conmigo; pero me daré cuenta de que es mejor saberlo desde el principio (si esa es su actitud, está claro que no me conviene ir con ellos). O quizá me llevo una sorpresa y veo que alguno de ellos piensa como yo, o que al menos querría vivir así pero no sabe cómo hacerlo. O quizá no piensan así pero respetan mis valores y mi valentía.

Por supuesto, si tengo fe, también me ayudará recurrir a la oración y a los sacramentos.

Y, en cualquier caso, siempre con buen humor, y con espíritu deportivo.🤩