¡Alegraos!

Cambiar el mundo

Sin Autor

Por Jorge Puig
@puigfe

¿Cómo vivir la alegría de la Resurrección de Cristo en el tiempo de Pascua? La pregunta parece sencilla, pero ¿qué decir sobre este tema que pudiera ser útil a un grupo de jóvenes cristianos de hoy? La mayoría de las cosas que tocan a nuestra fe parecen tan sencillas como -utilizando la famosa parábola- un grano de mostaza, pero a la vez se vuelven incomprensiblemente difíciles cuando tratamos de explicarlas a los demás para transmitirlas como nosotros las entendemos. Vamos a intentarlo…

Cuatro puntos que -ojalá, y Dios lo quiera- en estos cincuenta días del tiempo de Pascua y también durante el resto del año, espero os sean útiles para vivir la alegría de la Resurrección de Nuestro Señor:

1.- El significado de la Resurrección en sí mismo, para cualquier cristiano, debiera ser ya el mayor motivo de alegría: Jesús, como anunció, ha vencido a la muerte y aparece como diciéndonos: “Mirad, ya no existe la muerte, no temáis, Yo la he vencido. ¡Alegraos!” Él ha sido el primero de todos en pasar por ahí, dejándonos la promesa de que todos recorreremos ese mismo camino. Y es que, Él, resucitado, es ahora nuestro mejor final: la Luz Eterna que ha vencido a la oscuridad de la muerte. Ahí estará esperándonos en ese último momento para acompañarnos toda la eternidad. ¡Cómo no alegrarse!

2.- Cogerse de la mano de María, madre Suya y madre nuestra, y vivir con Ella la alegría de la Resurrección de su Hijo. Tras los terribles sufrimientos de la Pasión, todo aquello se derrumba, desaparece, queda como cegado, deslumbrado por la alegría de la Resurrección de su Hijo. Promesa cumplida. Para acompañar a María en su alegría, tenemos una oración que os invito a meditar, o al menos a recitar muy lentamente, todos estos días: el Regina Coeli. ¡Reina del Cielo, ¡alégrate!, porque ha resucitado según dijo! Os ayudará mucho a vivir esa alegría de la mano de María.

3.- Los salmos. Pocos textos más poderosos que los salmos para nuestro crecimiento espiritual. Siempre llevo un pequeño libro con ellos muy cerquita para poder echar mano en algún momento de “necesidad”. Os invito a hacerlo. Para el tema que nos ocupa tenéis el Salmo 117: “Este es el día en que actuó el Señor. ¡Sea nuestra alegría y nuestro gozo!” Leedlo también en la oración y os ayudará a vivir muy bien esta alegría de la Resurrección.

4.- Y la idea final, con la que me gustaría que os quedarais, es, quizás, la más sencilla de todas. Se trata simplemente de vivir con alegría el hecho de que todos, como católicos, estamos tocados por el amor de Cristo resucitado en nuestros corazones, ya que, si no, nada de esto tendría sentido. Y ese amor de Cristo, esa luz, semilla, o como quiera que la llamemos, debe ser nuestra mayor motivación, nuestra principal fuente de alegría: sabernos tocados por Su maravilloso Amor y por Su infinita Misericordia.

Disculpad si ha sido larga la respuesta… He tratado de abreviar todo lo que he podido, pero como decía al principio, no es un tema que -creo- se pueda despejar de un plumazo.

Gracias por la labor que hacéis, de todo corazón. Que Dios os bendiga y Nuestra Madre María os guarde siempre.