Jesús, confío en Ti

Cambiar el mundo

Sin Autor

Por Gonzalo Gómez
@gonzaloogomeezz

¡Jesús, confío en Ti! Decirlo puede parecer muy sencillo, pero llevarlo a cabo puede ser una tarea muy complicada. Él lo puede todo y quiere lo mejor para ti. Sin embargo, las preocupaciones y angustias de este mundo hacen que muchas veces dudemos. Que no seamos capaces de confiar en Él ciegamente. Solemos caer en la tentación de tratar de imponerle nuestra razón y nuestros deseos. Déjale ser Dios y actuar en libertad. Él quiere verte feliz, abrazarte, caminar contigo en tu Calvario, aliviarte la carga de tu madero. Pero, ¡cuánto trabajo nos cuesta confiar!

Dios no llama a los capacitados, sino que capacita a los llamados. No te preocupes por cómo lo harás o si lo conseguirás. Él ya lo tenía todo planeado antes de que incluso te dieses cuenta. Ten fe y déjale el resto a Él. “En verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: “Trasládate de ahí hasta aquí”, y se trasladaría. Nada os sería imposible” (Mateo 17:20).

Confía en su plan. El tiempo de Dios es perfecto. No le dirijas una oración exigente y demandante. Abraza el camino que te pone por delante. Déjate moldear por Él, por su amor.

Entrégale todo aquello que te estremece y atormenta. Échale todas tus angustias. Déjalo reposar todo en Él. Permítele entrar y actuar en tu vida. Ábrele las puertas de tu alma de par en par. Que entre en lo más profundo de tu corazón. No es tarea fácil, implica un ejercicio muy grande de fe.

Pídele que te de unos ojos nuevos para poder verle. Unas manos nuevas para poder obrar su voluntad. Un corazón nuevo que sea capaz de confiar. Deja que sea tu Maestro. Y cuando lleguen los momentos en que parezca que todo empeora, que todo se complica, que no entiendas aparentemente nada a pesar de tu oración, sigue confiando. “Creo, pero ayuda mi falta de fe” (Marcos 9:24). Jesús te ama, no tengas miedo. Lucha contra el dolor, que en Él encontrarás alivio. Pero Él no cura. Cura el amor, cura la fe, la fuerza que da quererle. Agárrate fuerte a su Ser porque es el único camino.

Dile siempre: “Jesús, confío en Ti” y verás grandes milagros.