Desligar el creer del sentir

Cambiar el mundo

Sin Autor

Ignacio Maestro Torres

Hace unos días comencé a hablar con una persona quien, tras decirle que era creyente, me respondió: “yo era creyente, pero como no sentía nada cuando iba a misa pues…”. Las cosas que se dicen hoy día no son porque sí.
.
En el siglo XVII, el racionalismo de Descartes perseguía a la fe esgrimiendo argumentos como: “solo existe aquello que entiendo; si pienso y no lo entiendo, entonces no existe”. Seguidamente, la idea del “súper hombre” de Nietzsche en un contexto en el que había que sacarse las castañas del fuego para sobrevivir, descartaba por completo la idea de que el ser humano es un ser que no puede con todo y que necesita de Dios para alcanzar su plenitud. Finalmente, nos encontramos en un contexto sociocultural en el que somos esclavos e hijos del sentimiento: si no siento mientras vivo algo dejo de hacerlo y me voy a otra cosa.
.
¿Acaso la razón, el voluntarismo o el sentimiento son malos en sí mismos? Por supuesto que no, pero, como siempre, debemos encontrar la justa medida. La Iglesia vive uno de los momentos álgidos en los que miles y miles de personas jóvenes comienzan a seguir a Jesús gracias a los testimonios de aquellos que dedican su vida a Cristo; no obstante, también estamos padeciendo una crisis de sentido de la vida que nos aleja del verdadero objetivo: la felicidad.
.
Dios nos quiere, y nos quiere felices. Usemos la razón, seamos personas resilientes con fuerza de voluntad y ardamos con fuerza donde haga falta para ser testigos del amor de Dios, pero no nos dejemos llevar por los calentones de fe que son, en todo caso, una trampa del diablo que pretende hacernos creer que siempre vamos a sentir o ver a Dios. Creamos, sencillamente, en Él.