Ecografía

Cambiar el mundo

Javier Pereda Pereda

javier.pereda.pereda@gmail.com

Resulta aleccionador el debate nacional suscitado por la adopción de medidas en favor de las mujeres embarazadas, surgido en el seno del Gobierno de Castilla y León. Después de que consensuaran los dos socios del gobierno castellanoleonés la iniciativa de Vox, consistente en que las madres puedan recibir información de su embarazo mediante ecografías y el latido fetal, el presidente Fernández Mañueco se echa atrás. Todo apunta a que desde Génova 13 se le obligó a retractarse de este paquete de medidas, ante el rechazo furibundo de la extrema izquierda monclovita.

El principal partido de la oposición, que hace gala de moderación, presentó en 2010 un recurso de inconstitucionalidad contra la ley del aborto de Zapatero-Aído; Rajoy prometió derogarla y, pese a conseguir mayoría absoluta, la mantuvo en su integridad. Sin embargo, le ha faltado tiempo al recién nombrado presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, puesto por Sánchez, para desencallar este recurso después de doce años; con la mayoría progresista en el Tribunal de Garantías, se puede adivinar el resultado.

En pleno año electoral, la izquierda apuesta por su alianza Frankenstein, a la vez que sus terminales mediáticas demonizan al PP, por asociarse con los radicales defensores de la vida (divide y vencerás). La izquierda no admite otra superioridad moral que las de sus leyes ideológicas, aunque se trate de una mera ecografía.

A la radio y televisión de la CEE, junto con el Diario ABC, que, como es conocido, están alineados con el PP, de forma inédita le ha enmendado la plana el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello: “Que haya medidas (estas de su Comunidad) a favor de la vida, parece una buena propuesta y deberíamos alegrarnos”. El PP escenifica la ruptura con Vox, con la ensoñación de gobernar en solitario, intentando atraer el voto socialista al asumir todas sus reformas ideológicas. Esta crisis entre los dos partidos de derechas puede acabar con elecciones anticipadas, pero Sánchez seguiría en el poder.

La ecografía se desarrolló hace 50 años en Estados Unidos, y su funcionamiento resultó decisivo, como ocurrió con el ginecólogo neoyorquino y ateo-judío, Bernard Nathanson. Este activista “pro-choice” (proelección), fundador de la asociación nacional para la derogación de las leyes del aborto (NARAL), llegó a practicar más de 75.000 abortos y trabajó con la líder feminista Betty Friedan; consiguieron que el Tribunal Supremo reconociera el aborto en 1973, en el caso “Roe vs Wade”, derogado en 2022, con “Dobbs vs Jackson”.

Mediante la ecografía observó un aborto en tiempo real y le llevó a extraer conclusiones: “Fui uno de los que ayudaron a marcar el comienzo de esta barbarie”; calificó su actividad como “El holocausto más atroz en la historia de los Estados Unidos”. Completamente arrepentido realizó documentales como: “El grito silencioso” o “Eclipse de la razón”, cuyos elocuentes títulos explican la obstinación y ceguera en la que estaba sumido.

Aquella ecografía —la que pretende ofrecer a las embarazadas el gobierno castellanoleonés— supuso la conversión de Nathanson al catolicismo en 1996 (porque ninguna religión coincide con el papel esencial del perdón que se concede por la Iglesia Católica); con la ayuda de John McCloskey fue bautizado en la catedral de San Patricio de Nueva York.

La ecografía, escuchar el latido del feto o la ayuda psicológica a las madres que lo deseen puede servir de ayuda para salvar muchas vidas humanas. Así sucedió con el médico que mayor número de abortos ha practicado, que acabó siendo “pro-life”. Comprobar que en el seno materno no hay un amasijo de células, sino un niño pequeño, y oír los latidos de su corazón puede resolver muchas dudas; aun así, algunas madres decidirán cometer este crimen atroz, o no.

El contable de la película “La lista de Schindler”, Isaac Stern, pronunció una frase que procede del Talmud: “Quien salva una vida, salva al mundo entero”. Por eso, la causa provida está abierta a personas de cualquier religión (incluidos ateos) e ideología. El derecho a la vida no admite componendas hipócritas, ni la trampa del mal menor. En una manifestación provida se leía en una pancarta: “Ni el aborto del PSOE. Ni el aborto del PP”. A Vox se le presenta la oportunidad de liderar en solitario la causa provida con el aborto cero. Hay latidos e imágenes que pueden despertar conciencias, porque ojos que no ven: corazón que sí siente.