Por Javi Gaite
Siempre he pensado que cuando le pedía algo a Jesús, Él me lo iba a dar sin ninguna duda. «Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá». Sin embargo, ahí está el fallo. Muchas veces podemos pedir que nos apruebe un examen, que salgamos con una persona que nos gusta un montón, que una contrariedad se solucione de inmediato y tantas cosas más que pedimos. Hace tiempo caí en la cuenta de que nuestro Padre Dios no funciona así. Él, nos quiere por encima de todas las cosas y quiere lo mejor para nosotros.
.
¿Cuántas veces nos hemos obcecado y frustrado con Él, al ver que aquello que le pedimos no llega o simplemente no pasa? Jesús nos está mirando desde allí arriba con ternura y abraza cada petición que realizamos, pero solamente, Él sabe que es lo mejor para nosotros aunque a veces no lo veamos, aunque a veces duela. Él vela por nuestro bien en cada hora, en cada minuto, en cada segundo de nuestras vidas. Una cosa tengo clara y es, que todas esas peticiones realizadas no caen en saco roto sino que el ‘Jefe’ siempre va un paso por delante y tiene algo preparado que ni yo soy consciente de lo feliz que me va a hacer.
La clave de todo esto se encuentra en el abandono en Él, y en la confianza plena que tiene un hijo hacia su Padre. Cuando pidas, no pidas algo en concreto pide por lo que te vaya a venir mejor en ese momento, porque solo Él lo sabe. Y cuando te abandones, abandónate al cien por cien y confía ciegamente en Él, porque te quiere con locura.
