Carta a un Teniente Coronel

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El teniente coronel Casado, un hombre «de profunda fe católica»: emocionante carta de su capellán

El pasado martes falleció en acto de servicio el teniente coronel de la Guardia Civil Pedro Alfonso Casado, de 50 años, natural de Vitoria, casado y padre de dos hijas. El viernes anterior había recibido un disparo en la cabeza cuando negociaba con un criminal atrincherado en Santovenia de Pisuerga (Valladolid), que había matado ya a una persona y mantenía a otra como rehén.

El teniente coronel Casado era desde 2016 el jefe de la Unidad Especial de Intervención de la Benemérita y era extraordinariamente respetado y querido en el Cuerpo, de cuyas unidades de élite había formado parte desde 1998. Había sido galardonado con siete cruces del mérito de la Guardia Civil, una de ellas de plata y otra con distintivo rojo, y también recibió la cruz de la Real Orden de San Hermenegildo.

El traslado de sus restos mortales desde el hospital clínico de Valladolid, donde había sido intervenido quirúrgicamente, hasta la sede de la Unidad Especial de Intervención en Valdemoro (Madrid), donde se instaló el velatorio, fue saludado durante doscientos kilómetros por agentes de la Guardia Civil, que rindieron homenaje a un hombre que demostró siempre determinación y liderazgo.

«Él predicaba con el ejemplo. No era de los que te decían ‘Ve y haz esto’, sino ‘ven conmigo’. E iba delante en circunstancias muy delicadas», cuenta a El Independiente un guardia civil que estuvo destinado en la lucha antiterrorista en San Sebastián y participó a su lado en el asalto a un piso ocupado por un comando terrorista de la ETA.

El teniente coronel Casado donó todos sus órganos «para salvar vidas», en una muestra más de la predisposición de servicio público que caracteriza a la institución de la que formó parte. Guardia Civil: todo por la Patria es, en efecto, como ha titulado el capellán de la Unidad Especial de Intervención, Alberto Gatón, el artículo en su homenaje publicado este viernes por El Diario Montañés, donde destaca la religiosidad del militar, además de sus virtudes castrenses. «Pero, eterno combate del mal contra el bien, ni el Detente bala, que como hombre de profunda fe católica regalaba a sus compañeros, evitó que un criminal disparo a bocajarro le llevase a rendir su alma al Creador», expresa el páter.

hombre de profunda fe católica

«Su preparación y compromiso militares», añade, «le llevaron a colmar con alegría, generosidad y humildad su servicio de la sociedad española. Vocación de guardia civil en la que cumplió, como escribió Quevedo, la esencia del líder militar con sus subordinados, porque ‘el soldado no quiere fijos en su espalda los ojos de su capitán sino fijar sus ojos en la espalda de su capitán’”. Así sucedió al ponerse al frente de su último rescate, que se saldó con éxito pocos minutos después, mientras él era operado en un intento de salvar su vida.

«No albergo dudas de que con la intercesión de la Virgen del Pilar [patrona de la Guardia Civil] ya ha dado novedades a Dios de su defensa del bien común de España», dice don Alberto.

«El Honor es mi divisa»

El páter Gatón, capellán de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales, recuerda la «entrega vocacional» propia de todos los miembros del Instituto fundado por el Duque de Ahumada en 1844, en el cual «el lema Todo por la Patria perfecciona su ideal El Honor es mi divisa. Honor, regula el artículo primero del Reglamento para el Servicio, que ‘debe conservarse sin mancha, porque una vez perdido no se recobra jamás’. Honor al que cada guardia civil se consagra hasta la sangre si es menester para salvaguardar el orden público, la justicia y la libertad del pueblo español, del que nacen y son nuestros militares. Honor, en suma, del teniente coronel Pedro Alfonso Casado, asesinado en acto de servicio por España».

«Gracias a militares como el guardia civil Pedro Alfonso Casado», concluye, «nuestra Benemérita es militar, jurídica y policialmente una de las mejores instituciones del mundo contra la delincuencia, el crimen y el terrorismo etarra e islámico. Con la intercesión de nuestra Patrona la Virgen del Pilar, descansa en paz, mi teniente coronel, querido Perico, con la certeza de que el pueblo español sigue amando, con modelos militares, personales y espirituales como el tuyo, a nuestra Guardia Civil».