Quiero ser admirada, no deseada.

Cambiar el mundo

Considero que hay una errónea idea de similitud entre la palabra deseada y admirada.

Deseo iniciar con el significado de la palabra desear (según la Real Académica de la Lengua): posesión de algo. Sentir apetencia sexual hacia alguien.

La palabra admirar significa: causar sorpresa a la vista, consideración de algo extraordinario. Ver, contemplar con estima o agrado a alguien.

Uno de los mandamientos del Nuestro Señor es: “Amar al prójimo como a ti mismo”. Una consulta: ¿Cómo puedes amar a tu hermano, si primero no te amas a ti misma?.

El amor propio es respetarse y valorarse. Es importante estudiar diferentes temas para luego poder opinar y ser admirada por sus opiniones y criterios. Cada mujer debe ser admirada por su personalidad, por su forma de pensar y actuar. No por su cuerpo. El cuerpo de cada persona es el Templo del Espíritu Santo que corresponde cuidarlo. No podemos dejar que entre la vanidad a nuestras vidas. La vanidad y el ego es el mal oculto del siglo XXI, nos hace un daño irreversible.

Vivimos inmersos en la era del éxito social, reflejado en la belleza exterior, la popularidad y el acceso a los signos de riqueza material y no es la forma correcta de vivir, porque en el momento que partiremos de este mundo no nos llevamos nada, solo quedará el amor que hemos dado y el amor que nos brindamos a nosotros mismos.

El amor propio es un músculo que todos deberíamos ejercitar en cada momento.

Cuando realmente tengas la capacidad de apreciar lo que haces y valorar lo que eres, entonces buscaras una persona que haga lo mismo por ti.

Es mejor buscar un compañero de vida que te admire por buena mujer, honesta, confiable, sana y responsable.

Las mujeres tenemos que ser decididas, como la Virgen María, ella dijo “Hágase”. No dudada, no tenía miedo aunque la Virgen María era una joven como tú ahora, una adolescente de 17 años. Mujer, prepárate para tener un futuro próspero. Dedícate tiempo para ti, para tu vida física, mental y espiritual.

Un gran ejemplo y modelo de mujer es nuestra madre María, quién nunca quiso ser deseada. Solo quiso hacer la voluntad de Dios y siguiendo los planes de Dios, entonces sin quererlo, fue admirada.

El deseo es algo que termina rápidamente, es una emoción efímera, nos hace mal.

La admiración es un sentimiento que perdura para siempre y nos trae el bien.

¿Qué prefieres el deseo o la admiración?

Milagros Vargas Ruiz