Quiero ser Cristiano Ronaldo

Cambiar el mundo, Universitarios

El finde pasado se juntaron dos de los eventos más importantes del año. El sábado, los dos mejores equipos de Europa se jugaron la Champions y, el domingo, la procesión del Corpus hizo que el Señor saliera por las calles de nuestras ciudades.

Querer tocar a Cristiano, disfrutar de su presencia, ser como él… es la aspiración del 90% de los chavales jóvenes -y no tan jóvenes- del mundo, pero…………. ¿Cómo no somos conscientes de que ese casi imposible -a la vez que un poco absurdo- es súper fácil hacerlo con la Persona que más nos quiere, que más ha hecho y hace por nosotros?

Procesión Corpus Christi (Baeza, 2016)

En Baeza, ciudad jiennense, 96 horquilleros portan sobre sus hombros la custodia del Corpus. ¡Qué honor! A su vez, las calles se engalanan al máximo y se abarrotan de gente para ver pasar al Señor Sacramentado que, a diferencia del resto de ídolos que nos forjamos, se deja ver de cerca, tocar, nos mira y habla a cada uno, nos invita a seguirle y a dejar que nos parezcamos a Él, convirtiéndose -desde la oración- en nuestro entrenador personal. Es más, cada día hasta nos permite recibirle. Su humildad es tal que se ha quedado en un trozo de Pan para que hagamos con Él lo que queramos. ¿No es esto más grande que cualquier otra cosa que se nos ocurra?

Me llama mucho la atención que cuando vamos a un concierto, conferencia… siempre queremos estar lo más cerca posible del escenario. Queremos ver, y si es posible tocar o hacernos un selfie con nuestro ídolo para luego posturear al máximo. Y sin embargo, cuando más fácil lo tenemos, cuando acabar en la primera fila de una iglesia o salir a las calles a adorar al Señor es hasta gratis….no lo hacemos. Es evidente, una vez más, lo que no cuesta no se valora.

Pero el Señor se merece lo mejor de cada uno. Quizá nunca te habías parado a pensarlo, y la misma ilusión que a cada uno nos hace gritar desde la primera fila a nuestros ídolos (sabiendo que ellos pasan de nosotros) es la misma ilusión que al Señor le hace vernos en las primeras posiciones cuando Él está presente. Y si es tan fácil… ¿Por qué no lo empezamos a hacer hoy mismo?