¿Te vistes o te disfrazas?

Catequesis

En este escrito quiero reflejar parte de mi historia. Mi manera de vivir ha cambiado porque he descubierto que Dios está enamorado de mí, tal como soy. La sociedad cree que avanza rápido, pero creo que es necesario pensar adónde queremos llegar.

Cada vez que hablo de cosas así pierdo muchísimos seguidores, pero yo no estoy aquí para conseguir más, sino para hacer ruido. Ruido de parte del amor más verdadero.

Siempre quise ser la niña rebelde, por lo que el hecho de utilizar la ropa que mis padres no me dejaban era mi manera de intentar revelarme (spoiler sale mal).

Mi escudo eran los shorts (tangalones), top cuanto más cortos mejor, cuanto más maquillada mejor, cuanto más ceñida, transparentosa, y cuanta más carne se viera, MEJOR. Pero esto no solo para ir a la playa, sino como uniforme.

Mi insatisfacción conmigo misma era tal, que creía que tenía que destacar para ser alguien. Debía ser la más atractiva entre las chicas de mi edad y por supuesto que los chicos no se olvidasen de mis curvas.

El deseo de sentirme inalcanzable alimentaba la falta de respeto hacia mi persona.

Por eso lo llamo escudo, porque es una especie de disfraz que me acompañó hasta el punto de sentirme utilizada, y volver al lugar de salida: el sentimiento de vacío. Esa no era yo, y la edad no ayudaba.

Por eso la ropa tiene que ver con la dignidad, porque forma parte del lenguaje no verbal, I’m sorry, no es sólo porque a ti te gusta. Con nuestros movimientos, palabras, miradas y vestimenta nos comunicamos. Yo tengo muy claro lo que quería comunicar entonces. El trasfondo lo entendí con los años. Es por eso por lo que a una entrevista de trabajo no vas con lo que te pones cuando sales de fiesta, y por lo que a una comunión no vas como si fueras a la playa: porque en cada situación queremos comunicar ✨QUIÉN SOY✨

Igual que cuidamos el lenguaje, la higiene y la puntualidad, debemos cuidar nuestra imagen y darle valor.

Hoy, no enseñaría al resto del mundo lo que sólo quiero que vea una persona. Esto es otro tema relacionado, la exclusividad del amor (ya otro día 🥰)

Este testimonio no valdría la pena si no hiciese énfasis en que el cuerpo es templo de Dios, es perfecto porque lo creó a su imagen y con él se le da alabanza. Es terreno sagrado. Él te ama, tú quiérete bien.

Raquel Alvarado Rivas (@ritoccos)