Cartas a un espíritu inquieto

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Creas o no creas, practiques o no practiques la religión, seas agnóstico, ateo, súper fan de Cristo, súper fan pero que te cuesta dar razones de tu fe… este libro es para ti porque las grandes preguntas no dejan indiferente a nadie, y menos aquellas relativas a un tal Jesús de Nazaret que dijo ser Dios y que revolucionó el mundo.

Seguramente seáis de esos jóvenes que os encante dar argumentos de vuestra fe, que os guste debatir con vuestros amigos de la universidad acerca del papel de la Iglesia, de si la fe es razonable, de la figura de Jesús… o quizá simplemente os guste preguntaros el por qué del hombre, para qué estamos aquí…

El librito que hoy os presentamos es perfecto para todas las ocasiones. «Cartas a un espíritu inquieto – de su viejo profesor» surgió de la mano de la JMJ de Madrid cuando un grupo de docentes decidieron dar respuesta a esas preguntas que sus alumnos, espíritus inquietos sedientos de la Verdad, siempre les cuestionaban. Pero ¿por qué el Cristianismo es la religión verdadera? Entonces, ¿las otras religiones no lo son? Jesús existió pero ¿es realmente Dios? ¿Resucitó en cuerpo y alma o es solo una metáfora? ¿Es razonable creer? Preguntas verdaderamente nada fáciles de responder.

El éxito de este librito es que ese «viejo profesor» responde a las preguntas de su alumno Ignacio mediante cartas escritas desde todos los puntos del planeta. Cada carta responde a una de las grandes preguntas y el sitio desde donde se envían también esconde un significado. De la mano del «viejo profesor» y de las preguntas de su querido alumno iremos viajando por todo el mundo y descubriendo las respuestas a las grandes preguntas.

Quizá sea un poco spolier pero para terminar de engancharos os voy a escribir las últimas frases de este apasionante librito: «Mientras tanto, renuevo el deseo que ha tejido estas cartas: que encuentres la respuesta de tu vida. Si descubres que Jesús de Nazaret tiene algo que ver con ella, déjale entrar, no tengas miedo. No te digo esto como una respuesta prefabricada, sino como la verdad más grande que he encontrado en mi vida. Porque la fe no es creer en Dios, sino descubrir que Dios cree y actúa en ti todos y cada uno de los días de tu vida». Aunque os voy a confesar que al final lo más importante para dar testimonio, para dar respuesta a las grandes preguntas es tu vida misma:  «Que tu vida de razones de tu esperanza» (1 Pe 3, 15)