🌱 ¿De verdad todo termina con la muerte?

Catequesis

Sin Autor

“Creo en la resurrección de la carne y la vida eterna.” Así termina el Credo, esa especie de mapa que resume lo que creemos los cristianos. No es solo una fórmula antigua: es una declaración de esperanza radical. Creemos que la vida no se apaga, que hay algo más allá, que no estamos solos ni perdidos.

💬 Jesús lloró. Y eso lo cambia todo.
Hay una escena que siempre me toca el alma: Jesús llora por su amigo Lázaro. No lo evita, no lo disimula. Llora. Y luego le dice a su hermana Marta:

“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.” Es como si dijera: “La muerte no tiene la última palabra. ¿Te atreves a creerlo?”

🖤 Cuando la muerte toca cerca
Hace poco murió un chico de 21 años. Fue un golpe brutal. En el tanatorio, frente a su madre, no había palabras suficientes. ¿Qué decir cuando todo parece roto? Y sin embargo, en medio del dolor, hay una chispa: la fe en que volveremos a vernos, en que Dios nos abraza más allá del tiempo. No es consuelo fácil. Es una esperanza que se sostiene en el amor.

🔥 ¿Y si la sed de eternidad fuera real?
¿Nunca has sentido que la vida no puede acabar así sin más?

¿Qué pasa con las promesas que hicimos “para siempre”?

¿Con la sed de justicia, de belleza, de verdad?

¿Con ese deseo de que lo bueno no se pierda?

La fe cristiana dice que ese deseo no es un error. Que fuimos hechos para el “para siempre”.

🌌 ¿Qué es la muerte entonces?
No es el fin. Es el paso. El alma —que no se ve, pero se siente— no muere. Vive. Por eso los cristianos llamamos al cementerio “dormitorio”: los cuerpos descansan, esperando el día en que todo será restaurado.

🎯 Esta vida importa. Mucho.
No estamos aquí para pasar el rato. Esta vida es preparación, es camino. Como decía Benedicto XVI:

“Esta vida no es el fin, sino el lugar donde se juega la libertad, el amor y la apertura al misterio.” Aquí decidimos si queremos el Cielo. Y sí, se puede rechazar. Pero también se puede abrazar.

✨ ¿Qué elegimos cada día?
La fe no es solo rezar. Es elegir:

Amar cuando cuesta.

Buscar la verdad aunque duela.

Ser justos, aunque no esté de moda.

Apostar por la belleza, aunque el mundo corra deprisa.

Todo eso nos prepara para el encuentro con Dios. Para la resurrección. Para la vida eterna.

🙏 El 2 de noviembre: no solo recordar, sino acompañar
Ese día, la Iglesia nos invita a rezar por los que ya partieron. No es solo memoria. Es ayuda real. Podemos acompañarlos con nuestras oraciones, como quien enciende una luz en el camino.

Y también podemos mirar nuestra propia vida: ¿Estoy caminando hacia el Padre? ¿Sigo el GPS que Jesús nos dejó?

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.”

Juan Luis Selma