El fútbol argentino y el mundo entero se vistieron de luto, pero a la vez de una profunda gratitud. La partida de Miguel Ángel Russo, el querido director técnico de Boca Juniors, no solo nos dejó sin uno de los mayores referentes de la estrategia y la nobleza en el deporte, sino que nos entregó un testimonio de vida que resuena con la fuerza de la fe y el valor del trabajo.
Para ustedes, jóvenes, que están construyendo sus propios caminos, la historia de Miguel Ángel Russo es un mapa de cómo la humildad, el respeto y la perseverancia te abren todas las puertas, incluso las de la gloria.
El Hombre de Números y de Valores
Miguel Ángel Russo nació en Lanús (Buenos Aires, Argentina) el 9 de abril de 1956 y nos dejó el 8 de octubre de 2025, a los 69 años, mientras ejercía como entrenador de Boca Juniors, su última pasión.
Como jugador, fue un mediocampista sólido, emblema de Estudiantes de La Plata y con un breve paso por la Selección Argentina. Pero fue su carrera como DT la que lo convirtió en leyenda:
- Récord de partidos: Superó los 1.284 partidos dirigidos, una cifra monumental.
- Ascensos heroicos: Logró varios ascensos a Primera División con clubes a los que amaba (Lanús, Estudiantes y Rosario Central). El que ama, vuelve para ayudar a levantarse.
- Gloria Continental: Conquistó la joya más preciada: la Copa Libertadores 2007 con Boca Juniors, aplastando récords.
- Campeón en el dolor: Fue campeón con Millonarios de Colombia y con Rosario Central (Copa de la Liga 2023) mientras luchaba en silencio y con coraje contra un cáncer de próstata diagnosticado en 2018.
Sus números hablan de un profesional gigante. Pero lo que lo hizo un ser humano extraordinario fue su estilo: serenidad, coherencia, y respeto absoluto por el jugador, el rival y el hincha. Por eso, el afecto que generó es casi inédito. Lo lloraron los hinchas de Boca, pero también los de River, Central, Vélez, Lanús, Estudiantes y hasta sus rivales en Argentina, Colombia y otros países.
La Lealtad de «Miguelito»: El Amor por Rosario Central
Si hay una palabra que define a Russo es la lealtad. Y esa lealtad se vio reflejada en su relación con Rosario Central.
Cuando un club que te ha marcado está en problemas, el amor te llama a volver. Russo lo hizo en cinco ocasiones distintas, casi siempre volviendo a buscar la salvación del equipo, sacándolo de zonas de descenso o devolviéndolo a la Primera División. Él nunca le dijo que no al club que lo necesitaba. Y como recompensa a ese amor desinteresado, en su última etapa (2023), consiguió para el «Canalla» un nuevo campeonato.
El gesto más conmovedor ocurrió poco antes de su partida. Siendo DT de Boca y con su salud muy deteriorada, visitó el Gigante de Arroyito. Recibió una ovación inolvidable de la afición de Central. Sentado en el banco, visiblemente emocionado, fue saludado y abrazado no solo por sus jugadores, sino también por el cuerpo técnico y los futbolistas del equipo rival, en un reconocimiento único de su grandeza humana. Se despidió en una cancha, abrazado por la nobleza del fútbol.
Las enseñanzas que mueven el alma joven
La vida de Russo nos deja cuatro lecciones, que miradas desde nuestra fe, cobran un significado aún más profundo:
1. Trabajo y respeto: la base de la vida
Miguel Ángel Russo era un hombre de una sola vereda: la de la honestidad y el trabajo duro.
«Tengo capacidad de trabajo y honestidad en todos mis actos. Me considero una persona querida dentro del ambiente… cuando uno mantiene una conducta y camina por una sola vereda… se sabe» (Miguel Ángel Russo)
En un mundo de likes rápidos y atajos, él nos enseña que el respeto se gana con hechos, no con palabras. Un joven católico entiende que su trabajo es una forma de honrar a Dios y al prójimo. Como él, seamos profesionales intachables y respetuosos en nuestro estudio, nuestro deporte, nuestro primer empleo.
2. El trabajo como impulso vital, hasta el Final
Miguel Ángel Russo luchó contra una dura enfermedad. Pero en lugar de aislarse, siguió en la cancha. Al igual que el Papa Francisco, quien con sus problemas de salud nunca se desentendió de su misión, Russo encontró en su vocación la fuerza para seguir adelante.
«El hecho de ver rodar la pelota me sanaba más que lo demás» (Miguel Ángel Russo)
El trabajo, cuando es vocacional, es medicina para el alma. ¡No busques la jubilación a los 20! Busca el trabajo que te da vida, que te sana, que te desafía. Russo nos demuestra que el sentido de la vida es entregarse hasta el último aliento, haciendo lo que uno ama y lo que le hace bien a los demás.
3. El final en paz: la bendición de un sacerdote
El desenlace de su vida fue un verdadero testimonio de fe, revelado por su gente más cercana. En sus últimos minutos, rodeado de su esposa Mónica, sus hijos y amigos, la familia llamó a la AFA, que consiguió de inmediato un sacerdote para que le diera la bendición.
«Todos ahí, rodeándolo, dándole una bendición, rezando. Y de la mano de su señora, cuando se terminó de rezar el Padre Nuestro, ahí falleció Miguel» (Testimonio de Gonzalo Belloso, Pte. de Rosario Central)
Murió en paz, con la bendición de la Iglesia y recitando la oración que el mismo Jesús nos enseñó. Esta es la imagen más poderosa que nos deja: el Guerrero Noble de la cancha, el hombre de trabajo incansable, se despidió confiado en la misericordia de Dios, tomado de la mano de su esposa y rodeado del amor de los suyos.
4. Frases que Cruzan la Cancha y la Fe
Sus palabras, sencillas y profundas, explican cómo vivió:
- «Todo se cura con amor»: Desde una mirada de fe, podríamos decir que el Amor es el remedio universal. La enfermedad, el dolor y la tristeza se sobrellevan cuando hay amor que sostiene. El cristiano sabe que el Amor de Dios es el único que cura por completo.
- «Son momentos, son decisiones»: La vida está hecha de decisiones. Cada «momento» te llama a elegir entre el miedo y la confianza. El cristiano sabe que cada instante, bueno o malo, es una oportunidad para crecer en la Gracia de Dios.
- «El después es para siempre»: Esta frase se vuelve Eterna. Lo que hagas hoy es lo que será «para siempre» en el Cielo.
- «La gloria no tiene precio»: La verdadera Gloria no es la Copa. La verdadera Gloria es la Santidad. Y la Santidad es un Don de Dios que exige de ti el esfuerzo de una vida de amor, respeto y entrega. Es gratuita, pero te pide todo.
Miguel Ángel Russo nos enseñó que se puede ser un campeón y a la vez un hombre de bien. Que se puede ser un guerrero y a la vez un ejemplo de respeto.
Joven, que el legado de Russo te impulse: No pierdas la verticalidad hacia la meta (como él pedía a sus jugadores), que es el Cielo. Lucha por la Gloria que no tiene precio: la Santidad. Y cuando lleguen los momentos difíciles, recuerda: el Después es para siempre. ¡Descansa en paz, Miguelo querido! Gracias por el ejemplo
Con mi bendición
P. Lisandro Scarabino, Fasta