Espera

Catequesis

Sin Autor

🌌 ¿Y si la esperanza estuviera en pausa?
Vivimos en modo “fast forward”. Todo lo queremos ya: respuestas, likes, comida, series. Esperar se ha vuelto raro, casi incómodo. ¿Quién tiene paciencia cuando todo está a un clic?

Pero… ¿no te ha pasado que, después de tenerlo todo al instante, te sientes vacío? Como si algo faltara, aunque no sepas qué.

📱 La era del “ya”
La tecnología nos ha enseñado que todo está al alcance. Y la cultura nos repite que merecemos todo, sin esperar. Pero en medio de tanto scroll, likes y entregas en 24 horas, hemos dejado de mirar hacia arriba. Literalmente. ¿Cuándo fue la última vez que viste las estrellas?

En las ciudades ya ni se ven. Pero cuando lo haces, en medio del silencio y la inmensidad, algo se despierta. Te sientes pequeño, pero conectado. Como si hubiera algo más allá de lo inmediato. Algo que no se puede comprar ni descargar.

🧠 ¿Y los sueños?
Antes, la esperanza miraba al cielo. Era imaginar lo que no veíamos, pero sabíamos que existía. Hoy, creemos que el cielo está aquí, en lo que podemos tener. Pero… ¿de verdad nos llena?

Vivir solo el presente, sin pensar en el futuro ni recordar el pasado, nos vuelve como máquinas. Nos dijeron que el progreso nos haría felices, pero nadie nos avisó que también podía robarnos la chispa. Convertimos los sueños en productos, los milagros en algoritmos, y la trascendencia en consumo.

Y cuando todo se cumple, cuando ya no hay nada que esperar… aparece el vacío.

🐶 ¿Conformismo o libertad?
Sin esperanza, nos quedamos quietos. Como mascotas cómodas, pero sin rumbo. Nos conformamos con lo que hay, sin preguntarnos si hay algo más grande que nos espera.

Benedicto XVI decía que el presente solo se puede vivir si sabemos hacia dónde vamos. Si hay una meta que valga el esfuerzo. Y esa meta, para muchos, es Dios. Una promesa de eternidad, de sentido, de que nuestras decisiones importan.

📲 Como en redes: todo deja huella
Lo que hacemos no se borra. Como lo que subimos a Instagram o TikTok: aunque lo elimines, algo queda. Nuestras acciones tienen consecuencias. Nos hacen bien o mal. Ayudan o dañan. Y eso es lo que da sentido a la vida.

Byung-Chul Han lo resume así: “La esperanza no depende de cómo acaben saliendo las cosas, sino del profundo convencimiento de que algo tiene sentido”.

🌠 ¿Y tú, qué esperas?
Vivir sin sentido es renunciar a lo que nos hace humanos. La esperanza está en mirar más allá, en creer que hay algo más grande. En levantar la mirada del móvil y descubrir que el cielo sigue ahí, esperando que lo miremos.

Juan Luis Selma