Sí, es cierto. En unos días comienzo en el Seminario

Testimonios

Sin Autor

¡Ya está!

Probablemente lo supieras. Pero si había dudas… O si alguno en el orbe no se había enterado.

Ha sido un año intenso. En el que no me he perdido ni un solo plan, porque debía – y quería – apuntarme a todo. Un año tan bonito, como exigente y duro.

Discernimiento profundo. Un trabajo espiritual bien acompañado. Y después de todo, puedo decir con paz y felicidad, que sí. 

Sí.

Sí, sí estoy seguro de que Dios me ha llamado.

¿Para ser sacerdote? No lo sé aún. Pero sé que éste es el camino. Confío en que es lo que Él quiere para mí: la felicidad de mi vida. Por eso doy este paso, sin duda ni titubeo.

¿Y si me equivoco, si no puedo? Pues oye… no pasaría nada. Ya veremos.

Mi vida es estupenda.

La mejor familia que uno puede soñar. Estoy rodeado de amor. Ejemplos de vida: mis padres, abuelos, hermanos, amigos.

Amor, de eso va todo.

Un trabajo que me encanta y no me ha ido mal. Emprendo. No soy Amancio Ortega, pero soy feliz.

He tenido novias increíbles con las que he crecido, madurado y también he sufrido.

Viajo, salgo, me río. (Que no falte)

Mi vida es fantástica.

Pero Él em está pidiendo que lo deje todo, para ser aún más feliz.

En un cuestionario de un proceso de selección, me preguntaron: ¿Qué quieres ser de mayor?

Contesté: Santo.

Después me chivaron que esa respuesta no gustó. Pero es que es lo único que quiero ser de mayor.

Y de menor.

Mi único anhelo.

Sé que hay muchas preguntas. Yo mismo llevo un año haciéndomelas. Pero la que más resuena en mi alma es: ¿Por qué yo? Si soy un pecador de primera… No lo comprendo.

Una razón más para querer ser santo.

Necesito que me lo explique el día en que llegue al cielo, porque sinceramente… creo que se ha liao con la selección.

Seguiré siendo el mismo imbécil que sigue subiendo tonterías por aquí. Riéndome de todo – de mí el primero -. Porque así soy yo. Seguiré bebiéndome mis copitas bien rodeado. Claro que sí.

Podemos (y debemos) disfrutar de lo maravillosa que es la vida. Qué mejor que hacerlo copa en mano. Si me ves, no dudes en invitarme a una.

La cabeza nunca me ha ido del todo bien, pero no estoy loco. Estoy totalmente feliz y en paz.

Me da pereza, no te voy a mentir: rutina, obediencia, renuncia, disciplina… Un pereza que me muero. Pero aún así estoy feliz, deseando dar este paso. Porque sé que Él me cuida.

Ahora, te necesito. Reza por mí, por favor.

Rezo boomerang: cada día lo hago yo también por todos los que rezáis por mí.

¡Ale! pues a vivir y ser santos.

Álvaro Ferraro de la Puerta