Una mala noche…

Testimonios

Águeda Rey

Hace unas semanas, la fraternidad de familias invencibles nos pidió grabar un pequeño vídeo para transmitir nuestra esperanza a pesar de nuestra enfermedad. Era para proyectarlo en su XXV encuentro de familias invencibles de toda España. Quedó muy bien, con alguna nota graciosa por mis metidas de pata cada vez más frecuentes -la ELA tiene estas cosas, es un remedio infalible contra la vanidad-. Decidimos dejarlo tal cual, porque quedó gracioso y así reforzaba mi lucha por la humildad.

El asunto era que elegí una frase de Santa Teresa de Jesús y me quedé enganchada en el botón de leer la frase. Alejandro le echó gracia al gazapo y dejó muy buen colofón.

En el vídeo decíamos que esta enfermedad nos ha unido entre nosotros y fundamentalmente nos ha unido a Dios. Sufrimos con Él en la cruz y estamos seguros de que estaremos con Él en Cielo. Esta es nuestra Esperanza. Y al final decía yo que esta enfermedad, esta vida, no deja de ser «una mala noche en una mala posada».

Siguiendo con la Santa, sabemos que «Dios no se muda» y sin embargo «todo [lo demás] se pasa», también esta «mala noche»; que «la paciencia todo lo alcanza», la Vida Eterna, que es lo más de lo más; y que «quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta».

Nada te turbe

Nada te espante

Todo se pasa

Dios no se muda

La paciencia todo lo alcanza

Quien a Dios tiene nada le falta

Sólo Dios basta (Sta. Teresa de Jesús)

Me encanta esta poesía, la tengo como lema; tanto es así que la tengo expuesta en el recibidor de mi casa, escrita en un azulejo que me regaló mi hermana Mónica.

Estoy pensando que cuando pueda llegar al Cielo y ya no salga de expedición con Jesús para rescatar ovejas perdidas (leer el artículo anterior), me gustaría quedarme muy cerquita del corazón de Jesús. Aunque creo que soy muy osada, y quizá debería conformarme con estar cerca para poder tocar su manto, o besar sus manos. Esto también es osado, y debería aspirar a simplemente ser tomillo que dé buen aroma en el jardín del Cielo (Consagración al Sagrado Corazón de Florentino Alcañiz, SJ), o sencillamente una hierbita para que la pisen los pies cansados de Jesús con la esperanza de refrescarlos un poquito.

Obviamente, todos estos sueños que tengo sobre la Vida Eterna son muy pobres, porque el Cielo no lo conocemos y tomillo o hierbita especialmente son simbólicos. Lo que sea en el Cielo tendrá que ser con mi cuerpo sano, no reencarnada como planta. Además, Dios no se deja ganar en generosidad, así que quién sabe lo que tiene preparado para cada uno de nosotros. Pero lo que sí será, es según lo que hayamos hecho con los dones que nos dio para esta mala noche en esta mala posada.