En manos de Dios

Cambiar el mundo, Uncategorized

Sin Autor

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;

porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero…».

Conviene leer varias veces estas palabras de Santa Teresa de Jesús para entender bien lo que significan, lo que ella quiso transmitir en aquellos tiempos sin redes sociales como X o Whatsapp.

Ella lo escribió para sí, convencida, extasiada por un amor elevado y muy profundo hacia Dios. Quienes lo sentimos, lo entendemos y mi intención es que muchas más personas puedan descubrirlo, ya que ahí, es donde verdaderamente encuentras la paz.

Deberíamos sentirnos así todos nosotros a lo largo de nuestras vidas, viviendo sin vivir en nosotros. Vivir para los demás y ofrecer todas nuestras acciones, nuestros talentos y nuestros dones a los demás, que para eso Dios nos los ha otorgado.

Confieso que tardé en entenderlo, pero desde que lo sé vivo mejor, hago mejor mis tareas, cumplo con más entusiasmo mis obligaciones y tengo más esperanza. Parece que el tiempo, cada día, se multiplica.

Y cada vez que hablo con Dios, directamente o a través de nuestra intercesora la Virgen María, obtengo respuesta. Y soy más feliz. ¿Cómo no me he dado cuenta antes? Todo ello me habría ayudado a tomar mejores decisiones, a actuar mejor en determinadas situaciones y a no cometer tantos errores. Pero nada ha pasado en vano, nada ha sido por casualidad. Todo tiene un sentido y una razón de ser.

Mi madre siempre me decía que me tenía que esforzar, que fuese buena persona, fuerte ante la vida, pero ante las cosas que no dependían de mí, buscar consuelo en Dios, que todo lo sabe y tiene planes para cada uno de nosotros. Me decía: en manos de Dios, Teresiña. Si no sale eso, es que no te conviene. Y cuánta razón ha tenido tantas veces.

Empieza el verano y tendemos a relajarnos, ya que las vacaciones alteran nuestras rutinas. Que no alteren nuestros momentos de oración, que no alteren nuestra fe, que la refuercen. El tiempo libre puede ser un tiempo excelente para ayudar a los demás y reforzar la vida familiar. Feliz tiempo estival si olvidar lo que Santa Teresa nos dijo tantas veces: sólo Dios basta.

Teresa Egerique Mosquera
Doctora en Periodismo