Viento y nada

Testimonios

Águeda Rey

Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas».

En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. (Is 49,4)

Este versículo de la primera lectura de la solemnidad del nacimiento de Juan el Bautista ha captado completamente mi atención. Jesús ha querido que le dedique todo mi tiempo de oración. Estoy en medio de una crisis de ideas para escribir. Me agobia no saber qué contar, quizá es más una crisis de oración. O una crisis de vocación porque igual me he convencido de que Dios me pide escribir y en realidad no.

Pero este versículo ha venido a iluminar mi pobre oscuridad. Mis agobios son viento y nada, esfuerzos estériles y vanos porque Dios defiende mi causa.
Empeñarme en hacer lo que a mí me parece es gastar mis fuerzas. ¡Si Dios defiende mi causa!

No debo agobiarme si no se me ocurre qué escribir, porque si la voluntad de Dios es que escriba Él se encargará de darme temas. Y si no es su voluntad, ¿para qué agobiarme? Si lo que yo quiero es hacer su voluntad.

Siempre intentarlo, siempre trabajar y paz, mucha paz si no sale, porque Dios custodia mi recompensa.

Y así, a lo tonto, me ha salido un pequeño artículo.