El perdón

Catequesis

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La misericordia está orientada al perdón. Con la Misericordia lo que Dios pretende es alcanzar y ofrecer el perdón al pecador. Por lo tanto para entender correctamente la misericordia debemos entender el autentico sentido del perdón.

El perdón que Dios nos ofrece no puede entenderse solamente como liberar o eximir de un castigo. El perdón, en su sentido pleno, debe entenderse como reconciliación, es decir recuperar una comunión de amor, un amor mutuo, que se perdió por el pecado.

Si en la parábola del hijo pródigo el pecado se presenta como abandonar la casa, y en consecuencia la compañía y el amor, del padre. En esa misma parábola el perdón se manifiesta con estas hermosas palabras : “El Hijo se puso en camino hacia la casa de su padre. El padre lo vio , y compadecido corrió a su encuentro, se le echó al cuello y lo cubrió de besos”.

Podemos ver como el Padre no se limita a no castigar al hijo sino que va mas allá; prepara un banquete y le devuelve la dignidad representada en el vestido, el anillo, las sandalias…

Lo mismo hace Dios con nosotros cuando nos ofrece su perdón, no se limita a no castigarnos sino que nos ofrece de nuevo su amistad; para poder recuperar la comunión de amor que se perdió por el pecado.

Esto es muy hermoso y tiene una serie de consecuencias lógicas. Si el perdón es recuperar un amor mutuo, Entonces el perdón no se puede imponer, (porque el amor no se puede imponer). Si el perdón es recuperar una comunión de amor, para que se dé el perdón es necesaria la conversión.
En la parábola, el padre es Misericordioso, infinitamente misericordioso desde el primer momento. Pero la reconciliación sólo se da cuando el hijo recapacita y, confiando en la misericordia decide VOLVER a la casa del padre. Con términos matemáticos podríamos decir que misericordia mas conversión igual a reconciliación….

Vimos cómo el pecado se comete ordinariamente con un acto concreto, una desobediencia a Dios. También la reconciliación, el perdón, ordinariamente se alcanza a través de otro acto concreto. Jesucristo ha establecido un modo específico (El sacramento de la confesión) para que a través de ese acto (La confesión sacramental) alcancemos el perdón y la reconciliación.

La confesión no es un rito mágico sino un rito sacramental; es decir es Dios mismo quien actúa, Dios mismo quien perdona. A través del rito sacramental, los méritos de la muerte y resurrección de Cristo se aplican al pecador que, con las debidas disposiciones (la conversión), confía y acude a la misericordia divina.

En consecuencia, es importante entender que el sacramento es eficaz, es decir otorga verdaderamente el perdón, porque aplica los méritos de la muerte y resurrección de Cristo. Porque es Dios mismo el que actúa a través del sacramento. Y porque el pecador acude al sacramento con las actitudes de confianza y conversión, es decir arrepentimiento y propósito de la enmienda.

P. Luis Ángel Jiménez