«Yo solo tenía que decir SÍ y así lo hice»

Testimonios

Sin Autor

Mi nombre es Cristina, tengo 22 años soy de Pedroche (Córdoba) y el próximo 12 de Octubre ingreso en el postulantado de la congregación de Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza.

Vengo de una familia de tradición católica popular la cual siempre me ha llevado a catequesis en la parroquia. Desde pequeña he tenido bastantes inquietudes, y a esto se le sumaba que en mi familia había una tía abuela Religiosa Concepcionista Franciscana y un tío abuelo sacerdote Carmelita.

Cuando yo tenía 12 años, mis padres decidieron llevarme a un colegio católico “La Inmaculada” en Pozoblanco. Un colegio Concepcionista donde mi fe se fue abriendo a nuevas inquietudes. Aquí estuve escolarizada durante tres años y los dos posteriores ejercí como catequista, hasta que me marché a Jaén para comenzar la universidad.

Mi primer encuentro con Jesús fue en unas misiones “Misión País” en enero de 2020, justo antes de la pandemia. Durante el confinamiento, las religiosas del colegio, me cuidaron mucho a nivel espiritual y tras varios meses, me ofrecieron acompañamiento espiritual, el cual sigo manteniendo hasta el día de hoy. Creo que es uno de los puntos más importantes para vivir cada día más cerca de Cristo.

Tras la pandemia comencé en la juventud femenina de Schoenstatt donde hice mi alianza de amor con María, la cual marcó un antes y un después en mi vida y además, seguía asistiendo a encuentros, convivencias, asambleas… en las Concepcionistas. Mi fe iba en aumento y cada vez me sentía más cerca de Jesús y de la Virgen María.

Desde hace algo más de un año, vengo planteándome la vocación de religiosa, pero siempre que lo rezaba acababa autoconvenciéndome de que mi vocación era el matrimonio. Durante varios meses sentía que Dios me llamaba a algo más y aunque yo quería descubrir qué era, no lo conseguía. Yo solo quería saber qué quería de mí, me daba igual lo que fuera, mi respuesta iba a ser un sí, pues estaba completamente segura que esa llamada iba a ser la causa de mi felicidad eterna.

Después de un proceso de discernimiento y autoconocimiento con mi acompañante espiritual, me di cuenta que mi vocación al amor era ser como Santa Carmen Sallés (fundadora de las concepcionistas misioneras de la enseñanza), seguir sus pasos y además ser MISIONERA algo que me apasiona y dedicarme a la ENSEÑANZA que es lo que amo hacer, educar a niños y jóvenes.

Y es en este punto donde el plan de Dios en mi vida se trazaba de manera muy clara, ser RELIGIOSA CONCEPCIONISTA MISIONERA DE LA ENSEÑANZA. Yo solo tenía que decir SÍ y así lo hice.

Me siento una afortunada porque soy muy consciente de que la Virgen ha ido cuidando siempre cada detalle de mi vida y doy muchísimas gracias por ello.

Os pido que recéis por mí y mi entrada a la congregación para que pueda tener un corazón humilde y dispuesto a seguir la voluntad de Dios.