De la facultad de Comunicación al Seminario

Testimonios

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Luis Sierra, quien durante su etapa universitaria en Periodismo vio definitivamente su llamada al sacerdocio habla, en esta entrevista de la Iglesia de Aragón, de la vocación al Periodismo orientada a comunicar la Buena Nueva.

¿Qué es lo que más te enamoró de la carrera y de su práctica?

Yo creo que la propia búsqueda de la verdad. Durante la adolescencia, reflexionaba a menudo sobre ella con mi familia y mis amigos. Esa es la razón de que en Secundaria ya tuviera como fondo de pantalla el logo de mi facultad, puesto que estudiaba con el objetivo de poder ir a Navarra de la mano de la Beca Alumni. Dios mediante, así fue. Ahora bien, una vez descubrí el Periodismo desde dentro, me enamoré todavía más. Y acompañado por personas como el sacerdote de nuestra diócesis José Antonio Calvo, con quien hice prácticas desde el comienzo de mis estudios, terminé cayendo en la cuenta de que podía pasar de «contar las noticias» a «anunciar la Buena Noticia», la mejor de todas.

En uno de sus mensajes para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el papa anima a salir de lo ya conocido y de atreverse a contar las noticias desde otras perspectivas, desde donde nadie está, ¿de qué manera intentas seguir tú este apunte del papa?

Aprendiendo a «dar las noticias», descubrí otra perspectiva acerca de lo que la «Mejor Noticia» podía transformar mi vida. El barruntar la vocación al sacerdocio en medio de la realización de Periodismo me parece un regalo: el Jefe me invitó a «contar la noticia desde» dentro, como decía el Papa. Desde la perspectiva del que ES la Buena Noticia, y lo es en medio del mundo. En mi caso, para la tierra de la Archidiócesis de Zaragoza.

¿En qué momento surge tu vocación al sacerdocio?

De un modo u otro, es algo que he visto desde hace muchos años. Acompañado por sacerdotes excelentes y por una familia que ha sido rostro de Cristo en mi vida, mi relación con Dios y la Virgen se intensifica mucho en el Colegio-Escolanía de Infantes del Pilar y de La Seo. Durante la adolescencia, ese momento que puede resultar difícil, sacerdotes como José González y Manuel Almor no dejaron de estar a mi lado, viéndonos casi cada semana, y me animaban a ser sacerdote. ¡Sin tapujos! ¡Se lo decían a un joven de 14 años del s. XXI y se quedaban tan anchos! A ellos y a muchos otros les estoy enormemente agradecido.

¿Qué mensaje te gustaría transmitir a los jóvenes periodistas que acaban de salir de la Universidad?

¡No tengáis miedo! Se dice mucho, pero se practica poco. ¡Atrévete a soñar! Necesitamos rebeldes. Rebeldes con causa, enamorados de la Verdad. Pienso que un periodista está llamado a buscarla siempre. En una ocasión, coincidimos con Pedro J. Ramírez (Diario 16, El Mundo, El Español) en la facultad y le pregunté qué le aconsejaría a un joven periodista. Me respondió algo que no ha dejado de ayudarme hasta ahora: «busca la verdad, no dejes de formarte y que no te atrape el monstruo negro de la rutina». Hoy, suelo añadir cuando lo cuento que la rutina puede atraparnos cuando la vivimos sin amor. Pero, si ponemos amor en nuestros días, ¡cada uno es distinto! Y si encima aprendemos de profesionales como tú, Rocío, enamorados de la Verdad, nuestros sueños se quedarán cortos.

Fuente: Iglesia de Aragón