La magia de Dios a través de la Resurrección

Pascua

Sin Autor

Por Carmen Jiménez Cuevas
@carmenjimenezcuevas

En primer lugar, me presento brevemente; me llamo Carmen y tengo 28 años. Si bien el pasado miércoles me quedé sorprendida al ver que desde la cuenta de IG de jóvenes católicos me pidieran esta pequeña colaboración sobre cómo vivir con la alegría de la resurrección de Cristo la Pascua y la vida en general. De esta manera, sin creerme ejemplo de nada ni de nadie, he de confesar que me ilusionó enormemente, ya que creo que Dios tiene sus propios instrumentos a través de los que hablarnos o mandarnos señales. Considerando una vez más que se trataba de una vía por medio de la que Dios me quería decir algo; un guiño que el Señor me hacía para proporcionar mi testimonio en este tiempo que atravieso, lo interpreté como un regalo.

Así pues, centrándonos en lo importante y visualizando cómo desde mi momento presente y en mi situación personal actual afronto la Resurrección de Cristo y su influencia e injerencia en los distintos aspectos de mi vida, pienso que puede llegar a ser una aventura mágica. Suena raro decirlo así y todo el que lo lea podría extrañarse y pensar, ¿pero de qué habla? ¡ni que se fuera a cazar cocodrilos por el Nilo!

De este modo, cuando mi contexto presente no lo considero del todo maravilloso, debido a los momentos de dificultad, dolor y dureza frente a ciertas relaciones interpersonales, no lo llego tampoco a ver como algo negativo, en tanto que me cuesta comprender algunos hechos o acontecimientos vitales que han tenido lugar últimamente. Confío en que facilitando y brindando su entrada en mi corazón, me dará la capacidad y la sabiduría para ver la luz en la oscuridad.

Igualmente, su Resurrección supone felicidad y gracia en un mundo donde abundan los problemas, así como confianza y vida en momentos en lo que todo parece que se tambalea. Por ende, en las circunstancias personales de cada uno, tener la tranquilidad y el sosiego para esperar, ya que con solo Dios basta. Hay un poema de Santa Teresa de Ávila que dice: nada te turbe, nada te espante todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta solo Dios basta.

Todo esto es fácil decirlo, la cuestión y lo difícil es saber llevarlo a la práctica, sin esas posibles crisis de fe que nos hacen dudar muchas cosas, teniendo la confianza para respetar cada momento y cada tiempo que se acontece en tu vida sin caer en la desesperación.

A mí personalmente antes me costaba mucho más llevarlo a la práctica, sin embargo, ahora cuando siento miedo y desolación en las diferentes situaciones que me plantea la vida, pienso y confío en que Dios de un modo u otro esta ahí en cualquiera de las circunstancias con casi una solución y todo resuelto, y que aunque no lo entienda debo confiar evadiendo esa idea de mi mente. Todo pasa por algo y tiene una razón en el reino de Dios.

Por último, recuerdo como en la Cenicienta, el hada madrina le concedía en un momento todos los deseos a esta, convirtiendo una noche pésima en maravillosa. Haciendo una equiparación con dicha hada madrina, con Dios ocurre lo mismo, lo que pasa que igual no concede aquello que queremos o soluciona nuestros problemas justo en el momento o cuando deseamos, solo hace falta orar, ya que es la forma más fuerte de unión con Dios y pensar que sus tiempos son perfectos para cada uno de nosotros.