Effetá me ha cambiado la vida

Testimonios

Sin Autor

Hola! Venía a contaros con muchas ganas más o menos lo que he sentido durante este fin de semana TAN intenso. De verdad que echo la vista atrás y parece que el fin de semana duró un mes jajaja.

Antes de que empezara el retiro tenía muchas ganas de hacerlo, no sé, ya por simple curiosidad, sí que tenía unas cuantas personas a mi alrededor que me decíais que no lo tenía que hacer en Cuenca; pero bueno, el de arriba así lo decidió y en cuanto lo anunciaron no dudé un segundo en apuntarme y joe… ¡qué REGALAZO!

Antes no entendía muy bien tanto secretismo, de verdad que conforme llegamos y nos dejaron bien clarito que no podíamos decir nada de lo que pasaba pensé «sectaaaaaa sectaaaaa» y a las pocas horas, esa misma noche ya entendí a la perfección el porqué (os animo a que vosotros también lo descubráis ☺️).

Si tuviera que definir este retiro asemejándolo a algo que pudierais conocer sería como ese último día de campamento, donde estás súper cómodo siendo tú con todo el mundo, donde has forjado algunas relaciones con personas que dices «eeeh guau ¿cómo es posible esto si te conozco de hace 10 minutos?», donde tienes una relación con el Señor mucho más fuerte que de normal y con los sentimientos a flor de piel, todo muy magnificado. Literal que yo estaba drogada drogadísima de felicidad, llevo sin parar de sonreír desde que salimos, ósea es que «¡Las caras Juan, las caras! Era alucinante ver tanta felicidad unida, es algo tan fuerte que yo creo que no lo había visto antes.

Por ello, os invito a que hagáis alguna vez este retiro, es un fin de semana, quitarte no te va a quitar nada y solo puede hacer otra cosa más que dejarte igual o añadirte. Y si yo no solo he sobrevivido a estar sin móvil sino que ni me he acordado de él, ¡vosotros podéis de lejos!

¡Gloria a Dios!

PD: No he llorado tanto creo que en vida, pero tanto de felicidad estoy segura que nunca, ¡si es que lo pienso y me sigo emocionando! También es vd que soy de emocionarme fácilmente, pero aun así, os prometo que es increíble.

Ana Cristina Egido