Como el ave Fénix

Testimonios

Sin Autor

Queridos lectores y compañeros, amigos todos, ¿Cómo estáis?. Feliz año nuevo a todos (si, quizá algo tarde pero no tuve oportunidad de saludaros antes). Deseo que en este nuevo año crezca nuestra Fe y nosotros como cristianos.

Me gustaría agradeceros a todos los que en este tiempo habéis rezado por mi, como bien sabéis algunos he pasado por un bache, que me alejó mucho de Dios. Octubre, noviembre y parte de diciembre fueron para mi una sequía absoluta en la que no practiqué, siquiera lo mínimo. Pero amigos, Dios en su infinita misericordia se ha apiadado una vez más de mi, y la Virgen Santísima con su intercesión poderosa acudió a mi rescate. He estado muy pero que muy lejos de Dios en estos meses, me convertí en una persona triste, amargada y consumida por el dolor.

Pero un buen día, en plena Navidad y haciendo honor a su propósito, Dios decidió volver a por mí y en pocos días eso desapareció. No había ya en mi corazón sitio para la tristeza y la amargura, la soga con la que el demonio me apretaba tan duramente se deshizo, y vuelvo poco a poco a ser la persona feliz, servicial y alegre que acostumbro ser. Me deshago en agradecimiento hacia Dios, no me cabe duda alguna de que su mano firme protege nuestro camino, pero a veces nuestra ceguera es tan tan grande, que apenas podemos apreciarlo. Y si le dejamos espacio al demonio, estamos muertos, literalmente hablando.

Lo que antes dolía ya no duele, lo que antes me asfixiaba ya me permite respirar aliviado, y lo que antes me mordía con fiereza ya soltó mi corazón. Bien dicen que Dios aprieta pero no ahoga, solo es cuestión de que mantengamos nuestra fe y nuestra confianza. Sin eso no se va a ninguna parte, he podido comprobarlo. Pero a veces es necesario dejarse hacer por Dios, ponerse la venda y saltar al vacío, y aunque duela y mucho, dejarse caer y dejarse llevar. Es necesario para que su propósito, su Plan perfecto llegue a nuestra vida. A veces resulta muy difícil de entender, y preferimos nuestro Plan al suyo, pero cuando todo sale, comprendes que la mejor opción fue fiarse de Dios.

Pues queridos amigos, de nuevo, gracias; me gustaría mandaros un mensaje de ánimo a los que estéis atravesando momentos complicados, y daros de paso un consejo: rezad cada día el Santo Rosario, traerá mucha Paz y Esperanza a vuestras vidas. Y sin más, resurgiremos como el Ave Fénix, como el propio Jesucristo, pues justo esa, es la razón de nuestra Fe y Esperanza.

Con cariño: Carlos.