Varón y mujer. Igualdad y diferencia

Catequesis

El varón y la mujer poseen igual naturaleza humana, ambos son igualmente humanos, pero lo son de modos diferentes, de modos distintos. Esa es la verdadera riqueza humana que algunos quieren anular.

El gran problema del feminismo radical y de la “ideología de género” es que pretende imponer la igualdad en lo que es diferente y pretende imponer la diferencia en lo que es igual.

A diferencia de la relación yo/otro, la relación del varón/mujer es objetivamente asimétrica. El hombre no se relaciona con la mujer de la misma forma que la mujer se relaciona con el hombre.

Veamos algunos hechos que nos indican esta asimetría: la mujer es el primer hogar, la primera morada: cada uno de nosotros ha vivido, en primer lugar en el seno de su madre. Además, también nuestra madre ha sido nuestro primer alimento.

“El otro”, para el hombre, siempre está fuera, mientras que para la mujer, “el otro”, además de estar fuera también está dentro. El hombre tiende a asociar trascendencia y exterioridad, mientras que para la mujer la trascendencia también es interioridad.

Así lo señala también Edith Stein: “El hombre se centra más en lo objetivo mientras que la mujer tiende más a remitirse a la esfera de lo personal”.

Por otra parte, el hombre logra rápidamente desarrollarse de manera unilateral. La mujer tiende naturalmente a la completitud y a la homogeneidad.

Aterrizando esto en hechos concretos: cuando la mujer cocina, lo hace de manera familiar. Cuando lo hace el hombre, lo hace como un “master chef”. De igual modo la polivalencia de la madre de familia, es mucho más amplia y más humana que la del politécnico.

Dice Chesterton: «Las mujeres se hablan, los hombres se dirigen al tema del que hablan. Más de un hombre honrado se ha sumergido tanto y de tal manera en la explicación de algún sistema que ha olvidado la presencia a su lado de sus cinco mejores amigos aquí en la tierra”.

Así como la relación entre los padres y los hijos es asimétrica porque los padres nunca podrán tratar a sus hijos como sus hijos podrán tratar a sus padres, así es también la relación entre el varón y la mujer esposos. Su amor no será ni podrá ser exactamente recíproco.

José Gil Llorca