¿Quién es Dios? Gran pregunta para la que no hay una sola respuesta… Dios es esa brisa de aire fresco que te acaricia por las mañanas cuando sales de casa, Dios es ese rayo de luz que se cuela entre las nubes en un día lluvioso, Dios es ese abrazo inesperado que te dan después de un largo día de trabajo…
Según mi experiencia Dios no es nada más ni nada menos que amor incondicional, lo cual nos lleva a la siguiente pregunta ¿Qué es el amor incondicional? El amor incondicional lo concibo como esa clase de amor que le tenemos a las personas y a todo en general sin esperar nada a cambio. Se dice rápido, pero se asimila lento.
El mayor maestro de todos los tiempos, el mayor referente que tenemos que nos enseña las prácticas del amor incondicional lo encontramos en Jesús. Él lo llevó al extremo de los extremos, nos amó hasta el punto de morir por nosotros. Nos demostró que la única medida del amor es amar sin medida. Y seríamos unos negados si no aprendiésemos de esa lección de vida que nos dejó nuestro señor.
Analicemos pues la situación: Jesús vivió en tiempos hostiles donde el pecado campaba a sus anchas. Cabe pensar que Jesús se encontró entonces con un gran reto, pero no se hizo atrás, no, miró hacia delante y siguió su propósito ¿Cuál debía de ser el propósito de una mente tan brillante y un corazón tan puro? Aquí solo me cabe una respuesta: AMOR, y sí, lo pongo en mayúsculas porque estoy seguro de que para Él el significado de esta palabra trasciende a lo que cualquier mortal pueda entender. Pero ya, más allá de cuestiones filosóficas, amor, simplemente amor. Todo lo que hacía lo hacía con amor, esa es la clave de su éxito.
Si aplicamos esta idea a nuestras vidas cotidianas, el hacer las cosas con amor, siempre poniéndoles esa pizca de amor nuestra vida cambiará por completo. Pasaremos de la mediocridad a la excelencia, del egoísmo a la gratitud y del desprecio a la admiración.
Pablo Comadrán