A ti te digo, ¡levántate!

Catequesis

Continuamos con un recorrido por Christus Vivit y es una gozada ver como al Papa no se le escapa una y nos recuerda a través del Antiguo y del Nuevo Testamento que Dios ya nos habló a los jóvenes hace mucho, muchísimo tiempo. ¡Le importamos desde siempre!

Muchas veces pienso que valoramos poco el Antiguo Testamento y lo desconocemos en mayor o menor medida, y no nos detenemos a contemplar sus grandes figuras. ¿Por qué no hablar de José, aquel joven repudidado por su familia pero fruto de los grandes sueños de Dios? ¿O de Gedeón que reprochó a Dios el sufrimiento de su pueblo? Y como ellos también Samuel, David, Salomón, Jeremías, Naamán. Dios se fijó en ellos porque vio la humilidad de sus siervos. «El Señor ha hecho obras grandes en mí porque ha mirado la humillación de su esclava» diría la Virgen.

Jesús revoluciona la historia llamando a todos a renovar su espíritu y volverse como niños, va en busca de los jóvenes y los pone como ejemplos en muchas de sus parábolas. ¡El Señor cree en nosotros, espera de nosotros! ¡Nos llama para hacer grande y maravillosa nuestra juventud! No dejes de contemplar las figuras jóvenes que el Señor pone como ejemplos en el Evangelio. ¡Búscalas e imítalas!

Tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento podemos encontrar figuras con las que nos identificamos, con sus miedos, sus preocupaciones, sus deseos, su entrega, su entusiasmo, su fe, su esperanza, su perseverancia, su caridad… no dejemos pasar la oportunidad de encontrar modelos que inspiren y hagan más fructífera nuestra juventud, ¡Gracias Santo Padre por recordárnoslo!

«La verdadera juventud es tener un corazón capaz de amar» (CV 13).

«Un joven no puede estar desanimado, lo suyo es soñar cosas grandes, buscar horizontes amplios, atreverse a más, querer comerse el mundo, ser capaz de aceptar propuestas desafiantes y desear aportar lo mejor de si para construir algo mejor. Que nadie menosprecie tu juventud» (CV 15).

«Si has perdido el vigor interior, los sueños, el entusiasmo, la esperanza y la generosidad, ante ti se presenta Jesús como se presentó ante el hijo muerto de la viuda, y con toda su potencia de Resucitado el Señor te exhorta: Joven, a ti te digo, ¡levántate!» (CV 20).