Jesús pide que le mimes

Catequesis

Estamos en el mes del Amor. Ese Amor, que quiso hacerse hombre por nosotros y salvarnos. Nos salvó con todo su ser humano y divino muriendo en la Cruz. Dejó traspasar Su Sagrado Corazón por nuestros pecados.

La difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras: «Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio.» El Señor pide que amemos al Amor que no es amado… y si nosotros que le conocemos, no le amamos ¿quién lo hará? ¡Hay que pedir por la conversión de los católicos!

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Este Amor lo único que nos pide es que le correspondamos. Pide no ser olvidado. No ser ofendido más de lo que ya lo ha estado. Santa Margarita, en su diario, escribe de la siguiente manera, el mensaje de una de las revelaciones :  «[…] que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirLe y procurarLe todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, al que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya imagen quería ver expuesta y llevada por mi sobre el corazón, para grabar en él, su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para destruir en él todos los movimientos desordenados. […]»

¡Pero qué difícil se nos hace tantas veces amarLe! Pensemos un momento en todas las ofensas que recibe. Pensad un momento en las faltas de caridad, ofensas que tú o yo podamos hacer en un día. Ahora piensa, en las que se cometen en tu barrio en ese día. Ahora piensa en tu ciudad. Ahora en tu país. Y por último en el mundo entero. ¿Cuántas salen? Nos habremos perdido al contarlas, pero muchísimas… en un solo día… y si esto lo multiplicamos por todas las personas de la humanidad, en toda la historia del mundo… es abrumador.

Esto nos puede ayudar a ver de la INMENSA NECESIDAD QUE TIENE EL SAGRADO CORAZÓN DE SER CONSOLADO, REPARADO… ¡AMADO! Le pidió la reparación a Santa Margarita, sí, pero también lo sigue pidiendo hoy. A ti y a mí. Pero ¿qué significa reparar? Quiere decir hacer feliz a Dios, hacerLe «olvidar sus dolores» con nuestros consuelos, con nuestros mimos, nuestras alabanzas. Dios quiere que Le hagamos feliz también! 

Él mismo además indicó a Santa Margarita, la manera que quería que Su Corazón fuese reparado. “ […] Primeramente me recibirás en el Santísimo Sacramento tanto como la obediencia tenga a bien permitírtelo; algunas mortificaciones y humillaciones por ello habrán de producirse y que recibirás como gajes de mi amor. Comulgarás, además, todos los primeros viernes de mes, y en la noche del jueves al viernes, te haré participe de la mortal tristeza que quise sentir en el huerto de los Olivos, cuya tristeza te reducirá, sin que logres comprenderlo, a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte”.

Pidamos ayuda a nuestra querida madre, María, para que nos ayude a CuidarLe. AmarLe. ConsolarLe. AcompañarLe. VelarLe en la adoración Eucarística y en toda nuestra vida como Él se merece.

 

Pablo Navarro