La luz que da la vida.

Catequesis

Estamos en un momento, de la sociedad, donde la información está sesgada por los intereses particulares de quienes no les importa nuestra alma, ni lo que suceda con ella, utilizan falsas premisas para imponer verdades inventadas:

Primera premisa: “Soy libre de elegir mi sexo”. No es verdad, tú sexo viene determinado desde la concepción, desde el momento en que Dios te da el aliento, no desde que naces al mundo .No hace falta hacer nada para ser sexuado, todos somos seres sexuados, por naturaleza ( hay excepciones, debemos respetarlas y ser compasivos, en estos casos, pero no son la norma). Segunda premisa: “Soy libre de elegir mi maternidad”.

No es verdad, tú eres libre de tener relaciones sexuales y de elegir con quien quieres tenerlas. Pero siempre serás madre de un niño nacido o no nacido. Y esa persona que has elegido libremente siempre será padre de un niño nacido o no nacido, cuyo futuro terrenal, solamente dependerá de ti, mujer, porque la ley le ha dejado sin derechos a ellos dos.

Tercera premisa: “Soy dueña de mi cuerpo”, por supuesto, pero no eres dueña del otro cuerpo que llevas dentro, de sus futuras ilusiones y decisiones; ni de su alma.

Cuarta premisa: “Un embarazo no deseado es un problema”. Quien te puede asegurar que en un futuro no sea la solución a tú vida, tú razón de existir, tú única familia.

La vida nos la dan y la merecemos dándola

respetándola, valorándola,
acercándola, poco a poco, a la otra Vida.

 

Amelia Bueno

Especialista en Psicología Legal y Forense