El reto del Sínodo es poner a Jesús en el centro del corazón de los jóvenes. Mons. Escribano.

Experiencias, Testimonios

Tenemos la suerte de poder entrevistar a Mons. Escribano Subías, Obispo de Calahorra y la Calzada-Logroño, miembro del próximo Sínodo de los Obispo sobre los Jóvenes y discernimiento vocacional:

Mons. Escribano, uno de los grandes retos de la Iglesia y especialmente en España es volver a conectar con los jóvenes. Muchos de ellos dicen que la Iglesia nos les escucha. En su opinión, ¿Por qué? Y ¿cómo puede la Iglesia escuchar hoy a los jóvenes?

El próximo sínodo propone como fin del mismo el “acompañar a todos los jóvenes, sin excepción, a alcanzar la alegría del amor”. El reto es muy grande, pues propone a TODOS los jóvenes como destinatarios de nuestra acción evangelizadora. Anunciar el Evangelio exige poder aproximarnos a ellos, escucharles, conocerles en sus necesidades y ayudarles a descubrir el paso de Dios por su vida. Es importante pues escucharles y crear espacios en nuestra pastoral ordinaria con ellos que lo haga posible. Es cierto que en muchas ocasiones nuestro diálogo se hace imposible. Para muchos jóvenes hoy la Iglesia no es ya relevante y no tienen ningún interés en hablar con nosotros. Hay que buscar caminos que nos ayuden a revertir esa tendencia y poder crear espacios donde les escuchemos y que ellos nos escuchen.

¿Piensa que este Sínodo es una oportunidad para volver acercar la Iglesia a los jóvenes?

Espero que sí. La Iglesia durante las próximas semanas va a intentar reflexionar sobre la realidad de los jóvenes en todo el mundo para buscar caminos que nos permitan estar cerca de ellos y acompañarles para que descubran la alegría del amor. Dentro de la dinámica que propone el Instrumentum Laboris del sínodo se nos invita a la conversión pastoral y a hacer las elecciones precisas que nos ayuden a renovar nuestra pastoral con los jóvenes. El reto es conseguir poner a Jesús en el centro del corazón del joven proponiéndole un sentido para su vida. Entiendo que en esta tarea es muy importante el papel que tengan que ejercer nuestros jóvenes. Por ello hay que darles espacio y hacerles protagonistas de nuestra acción evangelizadora.

En su caso usted es uno de los 3 miembros de la Conferencia Episcopal Española en este Sínodo, ¿Qué puede aportar la pastoral de la juventud de la CEE a este Sínodo?

Desde la JMJ de Madrid, el Departamento de Juventud de la Conferencia episcopal se ha organizado para intentar iluminar nuestra tarea pastoral. Se realizó un Congreso de Pastoral en Valencia en el que se diseñaron unas prioridades que se han convertido en líneas de acción en nuestra pastoral. Los temas que se propusieron y que se van desarrollando son: el primer anuncio del evangelio (que está muy unido a la iniciación cristiana); el acompañamiento de nuestros jóvenes como opción pastoral necesaria y los itinerarios de fe para la formación sistemática y en profundidad de nuestros jóvenes. Estoy convencido que esta perspectiva y las experiencias que estamos desarrollando pueden aportar cosas al trabajo del sínodo. También podemos aportar la riqueza de nuestros jóvenes. Hay muchos jóvenes que viven su fe con alegría y generosidad, con un gran nivel de compromiso. Hay que darles espacio, hay que hacerles protagonistas pues ellos son los mejores evangelizadores de otros jóvenes.

Otro de los otros grandes desafíos de este Sínodo es ayudar al discernimiento vocacional, ¿Podría narrarnos, en primer lugar, su vocación?

El Señor me llamó cuando tenía 24 o 25 años. El momento decisivo fue el encuentro con San Juan Pablo II en la JMJ de 1989 en Santiago de Compostela. En mi interior había muchas dudas. Me costaba dar el paso. Huía incluso. Pero el Señor es muy insistente y … Desde que entre en el Seminario le doy gracias a Dios por su llamada, por contar conmigo en el servicio a la Iglesia y a los hermanos.

Mons. Escribano, ¿Cómo se puede ayudar a los jóvenes a que descubran su vocación y sean valientes para dar el paso?

Esta es una de las tareas en las que más vamos trabajar en el Sínodo. El discernimiento vocacional aparece en el mismo como una cuestión fundamental. Es necesario introducir la dinámica del discernimiento en la vida de los jóvenes para que puedan descubrir el paso de Dios en sus vidas y al sentirse llamados puedan estar en disposición de responder existencialmente a su llamada. Para ello habrá que programar actividades diocesanas que faciliten el discernimiento, habrá que ofrecerles la oportunidad de tener acompañantes espirituales que caminen a su lado, y participar en actividades como la JMJ que seguro que a muchos les ayuda a cuestionarse su fe y obrar en consecuencia. Los jóvenes de hoy en día son valientes, no dan pasos en falso, pero hay que ayudarles en su crecimiento espiritual.

Mons. Escribano, muchísimas gracias por su tiempo y desde Jóvenes Católicos rezamos por los frutos de esos días en Roma.