- Manuel, tú desde hace años participas en los Equipos de Nuestra Señora de Jóvenes en Sevilla. ¿Qué es y qué actividades organiza?
Los Equipos de Nuestra Señora de Jóvenes son un movimiento internacional de jóvenes católicos unidos por un mismo motivo: recorrer un camino de santidad y vivir la fe en comunidad. Nace en el año 1976 a raíz del interés de los hijos de algunos matrimonios de los Equipos de Nuestra Señora (movimiento de espiritualidad conyugal fundado en Francia por el Padre Caffarel). Estamos presentes en 14 países alrededor del mundo, y en España nos encontramos en Sevilla, Córdoba, Málaga, Valencia y Castellón. Dentro de cada ciudad, los miembros del movimiento nos organizamos en equipos, y cada equipo está formado por unos 8 o 10 jóvenes, un matrimonio consiliario y un sacerdote consiliario.
Nuestro carisma es, según está recogido en el preámbulo de nuestros estatutos: “guiar a sus miembros en la búsqueda, descubrimiento y profundización de los valores revelados por Jesucristo en los Evangelios, a través de la oración, del estudio y de la participación (puesta en común) dentro de una comunidad eclesial: un Equipo”.
El movimiento organiza muchas actividades. El evento principal del movimiento es la reunión de equipo. Cada equipo celebra dos reuniones al mes, una reunión «formal» y otra «de amistad». La reunión formal tiene cuatro partes básicamente: oración en equipo, puesta en común, estudio del tema y revisión del Plan Personal de Vida. Además, durante todo el año se organizan eventos a nivel local o de sector (misas, oraciones, ejercicios espirituales, retiros…), a nivel nacional (peregrinaciones, nuestro Encuentro Nacional de los ENSJ…) y a nivel internacional (YTOL International Meeting, participación en las JMJ…).
- Cuéntanos un poco tu historia personal y cómo descubriste ENSJ:
Yo conozco los ENSJ desde hace mucho tiempo, ya que mis padres son miembros de Equipos de Nuestra Señora y fueron matrimonio consiliario de un equipo de jóvenes durante muchos años. Pero no di el paso a entrar en un equipo hasta que tuve 20 años, cuando la edad normal para entrar son los 17 o 18. Esto se debió a que, ya desde que estaba en bachillerato y hasta tercero de carrera, mi fe se fue debilitando poco a poco. Había cosas de la Iglesia en que yo vivía y del Dios que a mí me presentaban que no entendía y que no me cuadraban en absoluto, y eso me fue alejando de la Iglesia y me fue debilitando.
Mis padres me animaban a darle una oportunidad a los Equipos, a que probase, pero yo seguía estando un poco escéptico. Fue gracias a mi hermano pequeño que yo decidí dar un paso al frente y cambiar. Él fue quien me animó encarecidamente a entrar en los Equipos después de haber asistido a un Encuentro Nacional y haber vuelto totalmente renovado. Y a él sí que decidí hacerle caso: si mi hermano me lo decía, aquello no podía ser tan malo.
Y desde entonces mi vida cambió por completo. Gracias a los Equipos comencé a descubrir a Dios y a descubrirme a mí mismo. Comencé a entender que Dios no es otra cosa que nuestro Padre, un Padre bueno que solo sabe amar, que nos ama en todo momento y en toda circunstancia, que no nos juzga ni nos castiga, sino que solo sabe querernos y perdonarnos. Rápidamente empecé a entusiasmarme y a involucrarme más y más en el movimiento, y me volví una persona mucho más comprometida, proactiva y orgullosa de seguir a Jesús y dar testimonio de ello.
- ¿Crees que para la gente joven es importante un grupo juvenil, una comunidad parroquial, un movimiento, etc; para poder vivir la Fe?
Sin duda. Yo pienso que nuestra fe no se puede reducir a ir a misa los domingos y rezar tres avemarías por la noche. Considero que hay varios pilares fundamentales en la vida de un cristiano, como por ejemplo la formación (para saber quién y qué es Dios) y la oración personal. Pero sin duda lo más importante, en mi opinión, es vivir la fe en comunidad. Vivir la fe en una comunidad te da una fuerza especial, una alegría profunda de saberte acompañado; te ayuda a crecer espiritualmente, a aprender de la experiencia de fe de los demás (que es distinta en cada persona), a entender y aceptar posturas que pueden diferir de la tuya, pero que no por ello tienen que ser erróneas. Vivir la fe en comunidad es también un acto de generosidad. Todos tenemos algo que aportar, todos podemos ayudar a nuestros hermanos en su camino, y no podemos guardarnos eso para nosotros mismos.
- Dentro de un año el Papa ha convocado un Sínodo para los jóvenes y sobre el discernimiento vocacional. ¿Cuáles son en tu opinión algunas sugerencias para la evangelización con la juventud?
Parece mentira, pero en nuestra sociedad actual existe una gran incultura religiosa y un gran desconocimiento de la religión en general, y del cristianismo en particular. Mucha gente, cuando es preguntada por la Iglesia o por Jesús, apenas es capaz de recurrir a algunos tópicos, en ocasiones ridículos. Creo que contra eso es difícil luchar. Pero creo que lo mejor que podemos hacer es dar testimonio con nuestra vida, viviendo nuestra fe con naturalidad y sin miedos. Todos los que somos cristianos hemos tenido la experiencia de haber tenido una conversación con alguien que no cree; o hemos sido preguntados, con curiosidad sincera, no siendo objeto de crítica o burla, acerca de nuestra actitud: “¿Por qué haces eso? ¿Por qué crees tal cosa?”. Creo que nuestra forma de vivir crea un impacto y llama la atención a mucha gente que no ha podido conocer a Jesús, y tenemos que saber aprovechar esas ocasiones.
- Hoy en día hay muchos Jóvenes que dicen: Jesús sí, pero Iglesia no. ¿Qué has descubierto tú en ENSJ que te lleva participar en actividades de la Iglesia?
Yo en los Equipos he descubierto la Iglesia. Una Iglesia que es universal (he hecho amigos de un montón de países en nuestros Encuentro Internacionales), que es plural y que es rica en la diversidad. Es muy bonito conocer las diferentes espiritualidades que existen en la Iglesia en España (no digamos ya en otros países) y ver cómo cada grupo, cada movimiento, cada congregación, vive la fe a su manera. Los Equipos me han llevado a querer más, a querer participar más de la Iglesia, en sus actividades en la diócesis: la Pastoral Juvenil, la Pastoral Universitaria… Y por supuesto en las JMJ. En los Equipos he descubierto que realmente todos somos hijos de Dios, y que todos formamos la Iglesia, el Reino de Dios.