Nada hacía pensar mi presencia en la Ciudad Eterna, fue una locura del Señor que fuera a participar al Jubileo de los Voluntarios de Misericordia y a la Canonización de Madre Teresa de Calcuta, fue estar en el mismo cielo, ver a esta grandísima mujer en los altares, aquella que fue imagen de Cristo para los pobres, la Santa de la Misericordia, que marca hoy el rumbo de la Iglesia.
Debemos tocar la Carne de Cristo, solo así podremos ser misericordiosos, tenemos la necesidad de mirar el sufrimiento del hermano con lágrimas en los ojos, debemos aprender a llorar y decir no a la droga del egoísmo y la indiferencia, A Dios le agrada toda obra de misericordia, porque en el hermano que ayudamos reconocemos el rostro de Dios que nadie puede ver.
Vivir lo que rezamos para abrir así horizontes de alegría y esperanza a toda esa humanidad desanimada y necesitada de comprensión y de ternura, cada discípulo de Cristo lo sirve con su propia vida. Da voz a la fe y expresa la Misericordia del Padre que está cerca de quién pasa necesidad.
El Júbilo era el mismo cielo donde la Iglesia proclama Santa a la Madre Teresa de Calcuta como Virgen y fundadora .
“Llevemos en el corazón la sonrisa de Madre Teresa y entreguémosla a todos los que encontremos en nuestro camino”, que privilegio y gran regalo del Señor, confesarme, pasar la Puerta Santa, y El Señor sale a tu encuentro y cambia tu vida para ser de verdad y enserio de Cristo, almas de Oración… Vivir la amistad con Cristo eso que tanto experimente en la Vigilia de la noche antes junto a cientos de jóvenes sin dormir rezando.
“No deis lo superficial, daros por entero, dar vuestro corazón” Santa Teresa de Calcuta
Alberto Diago Santos
Sevilla
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