Lo que se ve es lo que vale, hoy día es así.
La mujer tiene algo que nada más por ser mujer atrae; su sonrisa, personalidad, su cuerpo. Tendemos a que conozcan antes nuestro cuerpo que nuestra forma de ser… pero una vez descubierto ¿qué queda? Nosotras, las mujeres, necesitamos vernos bien, guapas, estar cómodas con nuestra imagen y necesitamos gustar a los de nuestro alrededor. Nos guiamos mucho por lo que nos dicen o puedan pensar.
Se dice que los hombre se enamoran por los ojos y las mujeres por el oído. Tú necesitas que los hombres te vean guapa y atractiva, te vean femenina, elegante y sabemos que para que nos lo digan primero sus ojos nos tienen que ver así.
Pero ¿qué diferencia hay entre una falda de 30cm que de 50cm?, ninguna y al mismo tiempo mucha.
No está el reconocimiento propio y social de ser mujer en la ropa, en el trozo que lleves de tela o la forma en que lo lleves, si no en la delicadeza con que te la pones, la elegancia con que te sientes y con la intención que quieras dar.
El cuerpo humano es carne, carne débil, debemos saber para que usarla y de que forma usarla.
No se es mas mujer por llevar menos centímetros o enseñar mas carne, por ser más simpática o por decir a todo que sí. Se es más mujer cuando llevas los centímetros adecuados a tu personalidad, a tu esencia de mujer y a lo que realmente quieres que los demás vean de ti. El respeto por uno mismo, por tu cuerpo y por tu persona.
Es así, pero eres lo que enseñas y no eres lo que no enseñas. Somos mujeres y conocemos lo que podemos hacer y conseguir, el cuerpo define nuestra personalidad. Por ello sabemos que no tiene sentido vestir igual para ir a dar una vuelta o ir a clase o a trabajar que si fuésemos a unas copas o una discoteca. Porque en cada ocasión mostramos cosas distintas de nuestra forma de ser. Esto no significa que hables, vistas y actúes de otra forma a la que eres, pero si quieres respeto en el trabajo quiérelo también para tu cuerpo en una fiesta. Y si quieres que te miren en la profundidad de tus ojos no enseñes lo primero que saber que los hombres se van a fijar.
Sé elegantemente mujer, de los pies a la cabeza, del oído izquierdo al derecho.