Nos habla un sacerdote exorcista de un tema que siempre ha sido controvertido, polémico y con que en ningún caso no se debe jugar… la existencia del demonio. Esperamos que os ayude. Muchas gracias páter, y rezamos por usted y todos los sacerdotes.
Hoy en día el tema de la existencia del demonio es muy discutido;
hay muchas personas que piensan que el demonio es el mal en general o sencillamente un problema mental.
Como respuesta baste coger la historia de todas las religiones que han existido, y existen, y veremos que en todas existe un principio del bien al que podemos llamar Dios y principio del mal al que podemos llamar demonio, fuerzas ocultas o dioses del mal.
La Iglesia Católica piensa de forma similar o sea que existe un principio absoluto -Dios- que es el bien. Pero existen seres espirituales creados por Dios, es decir, criaturas, no creadores como Dios, porque creador sólo hay uno que es Dios. Y estas, en su libertad, pues según la teología cristiana Dios nos creó a su imagen y semejanza -por lo tanto libres-, en su libertad estos seres han decidido no servir al Bien por lo tanto al apartarse del Bien o Dios optan por el mal. Este es el origen del demonio un ser espiritual que en su libertad decide no servir a Dios por lo tanto se convierte en el demonio.
Como hemos indicado este ser es criatura y nunca estará por encima de Dios.
Y… ¿cuál es el fin de este ser?
Pues muy sencillo llevar a la creación por el mismo camino que el suyo, apartarnos de Dios es decir llevarnos por el pecado que rompe nuestra amistad con Dios y nos hace actuar como él: «no serviré a Dios».
Por eso siempre la teología católica nos enseñará que más grave que una posesión demoníaca es el pecado que nos aparta totalmente de Dios.
¿Medios para combatir al demonio?
Muy sencillos; los que Jesucristo nos dijo y la Iglesia nos recuerda: oración, sacramentos y penitencia.
Como dicen las Sagradas Escrituras: acercaos a Dios, y el diablo huirá de vosotros.
En conclusión, el diablo existe e intenta llevarnos a todos los seres humanos por su camino apartándonos de Dios, pero frente a esto tenemos la victoria de Cristo en la cruz donde él derrotó al príncipe de este mundo, como Él mismo lo llama. Esta victoria la podemos adquirir nosotros, recuerda: oración, sacramentos y penitencia.