Sin Autor

Uno de los motivos de rebeldía de los jóvenes actuales es la libertad, constantemente se repiten las quejas y las reclamaciones acerca de la falta de libertad que un joven posee dentro de su sociedad, pero parece que a la vez que gritamos y exigimos esa libertad, también desconocemos el concepto de la misma. Cuando un joven sale a la calle a reclamar y destroza cuanto se encuentra en su camino, ¿está realmente pidiendo libertad?; cuando una mujer niega que crezca en sí la vida de su hijo, ¿está defendiendo la libertad?

Si sinceramente nos paramos a pensar y reflexionar y dejamos de imponer sin bases y argumentos, quizá nos demos cuenta de que esa libertad por la que matamos es la que nos hace morir por dentro poco a poco.  Pues, la “libertad” que buscamos a ultranza no nos deja ver lo libres que somos para todo en nuestra vida. Ya lo dijo el Papa a los jóvenes jesuitas en su discurso del 13 de junio:

Libertad significa saber reflexionar sobre lo que hacemos, saber valorar lo que es bueno y lo que es malo, cuáles son los comportamientos que hacen crecer, significa elegir siempre el bien. Nosotros somos libres para el bien. ¡Y en eso, no tengan miedo de ir contracorriente, aunque no sea fácil! Ser libres de escoger siempre el bien es un reto, pero les hará personas rectas, que saben enfrentar la vida, personas con valentía y paciencia

Somos libres en todo momento, libres de hacer el bien, libres de amar, libres para elegir… ¡libres para vivir! De nosotros mismos depende que escojamos una libertad enriquecedora al lado de Jesús o que nos ceguemos y nos dejemos llevar por los mitos difundidos, dejando así nuestra propia libertad en manos de los demás, renunciando a nuestra decisión, desconfiando de nuestra capacidad y negándonos la capacidad de defender aquello por lo que realmente queremos luchar.

No seamos una masa que avanza aplastando todo cuanto se encuentra en su camino sin ni si quiera saber el motivo de su marcha. Sentémonos una tarde a conocernos, a saber qué es realmente aquello que queremos y, con toda la libertad del mundo, trabajemos por ello. Tus sueños son tuyos y si tú no se los entregas a nadie, nadie te los podrá quitar.

Seamos jóvenes ricos de corazón y seremos jóvenes ricos en libertad. La libertad existe cuando trabajamos con el bien, la libertad existe cuando ayudamos a nuestros amigos, la libertad existe cuando acudimos a misa, la libertad existe cuando tenemos la capacidad de perdón, la libertad existe cuando dos personas se están amando, la libertad existe cuando nace un niño… ¡La libertad existe en nosotros!

Todos los jóvenes somos libres pero, ¿tenemos realmente la valentía para afrontar esa libertad?

No seamos un alma triste, no dediquemos nuestros días a renegar y destruir, ¡dediquémonos a crecer en libertad y en felicidad, porque así, creceremos en amor!