Francisco excomulga a la mafia: es «la adoración del mal y el desprecio del bien común»

Jóvenes Católicos

En la visita del papa Francisco a Calabria, en el trayecto realizado desde Cassano all´Jonio hacia Marina de Sibari, el auto se detuvo en la iglesia parroquial San Giuseppe, donde fue asesinado el 3 de marzo pasado por un inmigrante el sacerdote diocesano Lazzaro Longobardi.

Llegado a la planicie del ex área industrial, en la Piana di Sibari, a las 16 horas, el papa Francisco presidió la santa misa, concelebrada con los obispos de Calabria y cientos de sacerdotes. El evangelio fue proclamado en griego, porque en esta región existen comunidades de origen albanés pertenecientes a los ritos católicos orientales.

El Papa dirigió a los fieles la siguiente homilía, en la que improvisó algunas frases muy duras contra la criminalidad, la mafia local llamada N´drangheta.

Algunas palabras de la homilía del Santo Padre:
En la fiesta del Corpus Domini celebramos a Jesús ´pan vivo bajado del cielo´, alimento para nuestra hambre de vida eterna, fuerza para nuestro camino. Agradezco al Señor que hoy me permite celebrar el Corpus Christi con ustedes, hermanos y hermanas de esta Iglesia que está en Cassano all Jonio.

Cuando a la adoración del Señor se sustituye la adoración del dinero, se abre el camino al pecado, al interés personal y al abuso. Cuando no se adora a Dios, el Señor, uno se vuelve adorador del mal, como los que viven de criminalidad y violencia.

Vuestra tierra tan hermosa conoce las heridas de este pecado, la N´drangheta es esto: la adoración del mal y el desprecio del bien común. Este mal se combate, se aleja, es necesario decirle No. La Iglesia, que está tan empeñada en educar a las conciencias, tiene siempre que emplearse para que el bien pueda prevalecer. Nos lo piden nuestros jóvenes, lo solicitan nuestros jóvenes necesitados de esperanza. Para responder a estas exigencias la fe nos puede ayudar. Los que han tomado este mal camino en su vida, comolos mafiosos, no están en comunión con Dios, están excomulgados.

Les animo a todos a dar testimonio de solidaridad concreta con los hermanos, especialmente con los más necesitados de justicia, de esperanza, de ternura. La ternura de Jesús, la ternura eucarística, este amor tan delicado, tan fraternal y tan puro.

Gracias a Dios hay muchas señales de esperanza en vuestras familias, en las parroquias, en las asociaciones, en los movimientos eclesiales. El Señor Jesús no deja de suscitar gestos de caridad en su pueblo en camino.

Un signo concreto de esperanza es el Proyecto Policoro, para jóvenes que quieren ponerse en juego y crear posibilidades de trabajar para si y para los otros. Ustedes queridos jóvenes, no se dejen robar la esperanza. Lo he dicho tantas veces y lo repito: no se dejen robar la esperanza.

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Adorando a Jesús en vuestros corazones y quedando unidos a Él sabrán oponerse al mal, a las injusticias, a la violencia con la fuerza del bien, de la verdad y de la belleza.

Queridos hermanos y hermanas, la eucaristía nos ha reunido aquí. El Cuerpo del Señor hace de nosotros una sola cosa, una sola familia. El Pueblo de Dios reunido en torno a Jesús, pan de vida.