¿Cómo viene tu camino de Cuaresma?

Cambiar el mundo, Cuaresma, Tiempos

Estamos transitando un tiempo especial. Podríamos decir que estamos en el último trayecto de un camino que nos lleva a ser testigos de la Pascua y a convertirnos en misioneros de la esperanza que nos regala la resurrección. La cuaresma es una oportunidad que tenemos para reafirmarnos en la fe, de pedirle a Jesús que nos de la gracias de ser jóvenes capaces de dar testimonio de su amor con la vida que Él mismo nos regala cada día.

La cuaresma es un tiempo de dar pasos. Pasos firmes hacia la esperanza. Pasos donde no sólo se muevan los pies y se acorte la distancia que nos queda para llegar a destino sino pasos acompañados de acciones concretas que nos conecten con la humanidad del mundo y -en especial- del lugar en dónde estemos. Se trata entonces de dar pasos de amor, de solidaridad, de empatía, de cuidado, de abrazo concreto a esas realidades que necesitan sentir el calor de esa ternura que todavía no les ha llegado.

El tiempo corre, y los relojes de este tiempo suelen ser muy tiranos. Las agendas de cada día suelen poner la eficiencia, la rapidez, por sobre la importancia que tiene tomarnos un tiempo de calidad, un tiempo de pausa, un tiempo de reflexión, de contemplación acerca de lo que estamos viviendo y de cómo lo estamos viviendo. La cuaresma es un tiempo que nos pide oración.

Que bueno sería que en estos últimos días que nos quedan podamos de alguna manera redireccionar el corazón hacia lo realmente importante. Recordar que este tiempo es un tiempo con propósito de conversión, con propósito de cambio. Es un tiempo de puerta abierta para transformar nuestra vida. De valorar que Jesús se entrega en su pasión por cada uno y que con su resurrección nos ha revelado la esperanza para siempre.

Cada día vale, cada día cuenta. No nos dejemos robar por la vorágine de los días la riqueza espiritual que tiene este tiempo, en especial, pidamos al Señor que nos ayude a vivir de manera Santa la más Santa de las semanas que ya se nos acerca. Que seamos fieles compañeros de nuestro Jesús y que de su mano nos enseñe a ser buenos compañeros de camino de cada uno de nuestros hermanos.

Amén

Claudia Enríquez