La película de Alauda Ruiz de Azúa se está convirtiendo en todo un fenómeno cinematográfico. Primero ganó la Concha de oro de San Sebastián y ahora ha triunfado en los premios Feroz. Pero aparte de los premios ¿Qué nos dice o interroga?
Realmente esta película abre, como se dice hoy, unos buenos melones.
El primero de ellos es el respeto de los padres a la libertad de los hijos. En este caso a su vocación. En un determinado momento de la historia de la Iglesia muchos padres querían que sus hijos tuvieran vocación, después se pasó al respeto y finalmente, en algunos casos, a la oposición. El fracaso de una familia cristiana es no desear la vocación de un hijo/a suya. Otra cosa, y este es el segundo melón, es que Dios pueda llamar a un hijo/a.
¿Cuándo y a quién llama Dios? Dios llama a quien quiere cuando quiere o ¿Es que Dios no tiene libertad para llamar? Hay un momento de la película en la que Isabel, superiora del convento, se lo explica a la familia cuando le pregunta a la tía de Ainara si tiene Fe.
Otro punto es a quién llama Dios. Dios llama a quien quiere. No tiene, como se refleja en la película, que ser una familia perfecta o a una edad ideal. Dios puede llamar a los 13 años como a las 40. Hace unas semanas vino una mujer de 45 años, viuda, y me dijo: dentro de unos días me voy a un convento de clausura en la Rioja después de haberlo pensado durante algunos meses y haber realizado algunas experiencias.
Lo importante de esta historia es contemplar la capacidad que puede tener el hombre de abrirse a las invitaciones de Dios.
Hay muchas más cosas que podemos sacar de esta gran película de Alauda y lo que espero es que vayas a verla.







