¡Oír a Dios! Una tarea tan vital como desconcertante. En la civilización del ruido, encontrar el silencio es más difícil que nunca. ¡Pero nos va la vida en ello!: en ¡oír a Dios! , mejor, escucharle.
Cállate, deja de hacer cosas, ponte delante de Él, míralo, deja que te deslumbre y adórale en su maravilla. Mírale y escucha qué te dice, y cree.
Porque en Él vivimos, nos movemos y existimos y Él es quien nos hace divinos. Tú y yo solo tenemos que oírle. La iniciativa es suya. ¡Déjate llevar! No trates a Dios como tu «muleta» para alcanzar el cielo o el «mago» que resuelve todos tus problemas, o el «micrófono celestial» al que gritas tus súplicas a ver si te responde. O la «autoridad» que te castiga si no sigues las reglas: el dios que te recrimina que no eres lo suficientemente bueno. Dios es un Padre que te ama más que nadie, que te mira, te habla y te escucha en el silencio del corazón.
Nunca me han gustado ni los métodos ni los sistemas rígidos, mucho menos referidos a Dios. Este libro no es por tanto un manual de cómo hacer oración. Te ofrezco solo algunas sencillas ideas, surgidas de la vida y la experiencia, para que oigas al Señor y dejes que Él te transforme.
Breve texto sobre la oración, con consejos prácticos, en el que se subraya la importancia de escuchar a Dios.
Texto útil y sugerente sobre la oración. El subtítulo -Un camino para encontrar Su voz- expresa bien el enfoque del autor, porque las sugerencias y consejos prácticos que propone se fijan más en escuchar a Dios que en hablar con Él como camino para ser almas de oración. Muy recomendable.
Luis Ramoneda
Fuente: Club del lector