Noviazgo: ¿entrenamiento para el amor o campo de pruebas?

Amor, Noviazgo

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Se dice —con cierta razón — que el fracaso de los matrimonios suele ser consecuencia del fracaso del noviazgo. Si bien esto podría matizarse — todos conocemos excepciones —, es una gran verdad que el noviazgo es un puente entre el conocimiento mutuo y el compromiso definitivo (matrimonial). Por eso, es un periodo esencial para construir una relación sólida, evaluar la compatibilidad, conversar sobre las expectativas y prepararse para el matrimonio.

Entonces… ¿es un “terreno de pruebas”?

Es real que, en el noviazgo, atravesamos pequeñas y grandes pruebas que permiten vislumbrar aspectos sobre nuestros caracteres, valores, sueños, defectos, heridas, etc. Al pasar por estas circunstancias, es posible ir discerniendo la viabilidad del matrimonio.

Durante el noviazgo, las parejas pueden evaluar si comparten valores, metas y estilos de vida similares. Esto implica discutir temas importantes como la fe, la familia, las finanzas y la carrera profesional. Identificar áreas de conflicto potencial y evaluar si son superables es crucial para tomar una decisión informada y libre sobre el matrimonio.

Al atravesar una variedad de circunstancias, el noviazgo brinda la oportunidad de observar cómo la pareja se comporta en ellas, como en momentos de estrés, alegría o desacuerdo. Prestar atención a las señales de alerta, como el comportamiento controlador, la falta de respeto o la incapacidad para comprometerse, puede ayudar a las parejas a evitar futuros problemas en el matrimonio.

¡No podemos pretender probarlo todo!

No se trata de un matrimonio en miniatura, como creo haber escuchado decir al autor Pep Borrell. No se trata de probar la vida de casados, sin estarlo. No solo es impropio de esta etapa, sino que es una decisión poco efectiva.

La vida es muy rica, no podemos pretender agotar todas las probables situaciones que podrían ocurrir o no en un matrimonio. Además, estaríamos intentando resolver pruebas de casados, sin el auxilio sacramental.

Mirémoslo como un entrenamiento para el amor

Al mismo tiempo, si bien la gracia sacramental es real y sus auxilios son muy eficaces, el amor no se improvisa ni llega por una infusión espontánea al dar el consentimiento en el altar.

El amor se madura y, además, requiere de habilidades tan prácticas como esenciales. El noviazgo es el tiempo especial para desarrollarlas y ejercitarlas.

Cuatro habilidades para entrenar en el noviazgo

Ejercitándonos en estas habilidades, así como en las virtudes, vamos madurando el sentimiento que nos despierta el otro y educamos el amor, para que llegue a ser más que un cúmulo de emociones.

  • La comunicación (o conocimiento mutuo e intimidad): durante el noviazgo, las parejas tienen la oportunidad de conocerse a un nivel más profundo, compartiendo sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Conocer sus historias y cómo se proyectan. Lo que creen, lo que sienten, lo que esperan de sí mismos, del otro y de ambos.
  • Resolución de desacuerdos y aprendemos a manejar los conflictos de manera saludable. Las parejas pueden aprender a identificar las causas más frecuentes de los conflictos, así como a comprometerse y encontrar soluciones que satisfagan las necesidades y expectativas de ambos.
  • Se cultiva la paciencia y el compromiso: el noviazgo ayuda a las parejas a desarrollar la paciencia y el compromiso mutuo. Aprender a esperar, a perdonar y a apoyarse mutuamente en los momentos difíciles fortalece el vínculo entre la pareja y prepara el camino para un compromiso de por vida.
  • Practicar la castidad: así como los puntos anteriores, la castidad se vive toda la vida, cada uno en su propio estado (soltero, casado, célibe). Practicar la castidad en el noviazgo (que será la abstinencia de relaciones sexuales) ayuda a descubrir el valor de la entrega, del respeto mutuo, la dignidad del otro, etc.

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El noviazgo es una etapa crucial en la vida de una pareja por ser tiempo de conocimiento y discernimiento, a la par que nos entrena para un amor maduro, pleno, real. Al aprovechar al máximo este tiempo de preparación y crecimiento, las parejas pueden sentar las bases para un matrimonio feliz y exitoso.

Mabe Andrada para Ama Fuerte