Prívate y date a los demás

Cuaresma

Sin Autor

Por María Ros
@maariaroos

Todo comenzó un Miércoles de Ceniza con “conviértete y cree en el Evangelio”. Desde ese momento empezábamos todo el pueblo de Cristo con nuestra Cuaresma, con el camino de preparación al evento más bonito, extraordinario y grandioso que podemos esperar: LA SALVACIÓN, con la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

Buenas, soy María Ros una joven de 22 años que ha tenido la suerte de recibir el mayor regalo de Dios. El don de la FE.

Pero es que, además, este regalo iba acompañado de una familia. Desde pequeños tuvimos ejemplos de vida cercanos, en 2001 beatificaron a mi bisabuelo por su testimonio de amor y perdón. Mis abuelos, mis padres, mis hermanos, mis tíos, en ellos puedo ver cómo Jesús sigue regalándonos tesoros.

Y con todo esto, ¿qué podía hacer para vivir mejor la Cuaresma? ¿40 días de AYUNO, ORACIÓN y LIMOSNA?

En estos momentos, estoy de prácticas en Inglaterra y todo se iba a complicar un poco porque dejaba de tener el ambiente de España, que me facilitaba llevar esa preparación. Pero como Él ya sabía que todo esto iba a pasar. En Navidad, unos grandes amigos nos hablaron a mi hermano y a mí sobre “ÉXODUS”. Se trata de una vía de acercamiento a Dios de forma exprés, ¡90 días!! Éxodus se basa en tres pilares: oración, ascetismo y fraternidad.

Durante estos 90 días potenciamos nuestra conversación con Jesús y María a través de rosarios, reflexiones, misas diarias… Durante estos 90 días nos alejamos de cosas innecesarias que están en nuestra rutina y con las que nos podemos sentir esclavizados, como pueden ser la redes sociales.

Y, sobre todo, durante estos 90 días nos sentimos acompañados al compartir entre amigos el camino hacia la meta. Durante este camino hay momentos de debilidad, caídas e incluso olvidos del porqué de todo esto. Pero lo importante es reconocer nuestra pequeñez con humildad y levantarnos, mirar al Cielo y pedirle a nuestro Padre que nos ayude a encontrar el camino hacia Su voluntad.

La Cuaresma no es solo ayunar del alimento terrenal. En el día a día podemos AYUNAR de las malas caras, los cotilleos, los desprecios… Podemos REZAR un rosario de camino al trabajo o por face time con nuestros amigos. Podemos hacer LIMOSNA en una buena conversación con ese amigo que lo necesita o rezando por esa decisión tan importante que tiene que tomar tu hermana. ¡Prívate de ti y date a los demás!

Y después de estos 40 días llegará… SEMANA SANTA. ¿Cómo te la planteas?

Para mí es tiempo de silencio, de oración, de vivir cada momento con ÉL. De acompañarle en su sufrimiento y permanecer a los pies de la cruz. Pero también es tiempo de alegría, alegría de vernos salvados. Cada uno de nuestros pecados han sido perdonados por Él. Deja que entre en tu corazón y te lo cuente. Porque como dijo San Juan: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo”.