Quería ofrecerte 40 días sin alejarme de Ti y he fallado

Cambiar el mundo, Cuaresma

Sin Autor

Por Jaime Martínez Velasco
@jaimemtzv

Al comienzo de la Cuaresma todos nos ponemos propósitos, metas, un camino para recorrer intentando ser partícipes de este tiempo que estuviste en el desierto.

Los primeros días quizá cuesten menos, nos ponemos la ceniza y todo empieza con gran esperanza, pero en ocasiones se me olvida que con mis fuerzas solo no puedo.

Que estos propósitos no son objetivos como hacer deporte todos los días, no romper la dieta, o caminar todos los días 10.000 pasos, que para estar cerca de Ti hay que pedírtelo todos los días y contar Contigo Señor.

A medida que avanza la Cuaresma, los propósitos a veces se desvanecen y en ocasiones se cae en el desánimo, en el pensar que si no he sido capaz de cumplir durante 40 días ya no merece la pena, porque total para ofrecerte 15, 20 o 25 días buenos ya no compensa.

Sin embargo, al pensar verdaderamente en lo que estamos viviendo estos días, en ese desierto, donde hasta Tú, el mismo Dios, fuiste tentado, cómo no voy a serlo yo que soy humano.

Cómo no voy a ser tentado y en ocasiones caeré en la tentación, esto forma parte de la Cuaresma y de la vida del cristiano, pero qué seguridad me produce tu conmiseración Señor, Tú mismo nos lo dices:

“Clamará a mí y yo le oiré, porque soy misericordioso.” (Éxodo 22: 22-27)

Esta invitación a acudir ante Ti cuando me he alejado, esta compasión que tienes ante mi dolor es el motor para seguir luchando.

Aunque tenía grandes propósitos y los estaba cumpliendo, mi debilidad humana no puede mantener siempre un paso firme y decidido, sino que a veces se desorienta y ahí estás Tú, juez misericordioso, para hacerme volver a Tu camino, para acompañarme en este desierto y abrazarte siempre en la cruz.